Linaje Roto

Capítulo 17. (EDITADO)

Año 3020. Actualidad. Mundo Humano. Rabat, Marruecos.


-Vayamos al asunto clave, has venido porque el gremio de Cazadores Ilegales de Hiram ha tocado a líderes de Promisedland, quieres destruirlo, y yo también.- Elena pausó y observó la cara de desconcierto que se le había quedado a Dan tras oír sus últimas palabras.

Él solamente pudo indagar en sus recuerdos, essien los que Elena todavía sonreía y no le hablaba con sorna sino más bien con un tono cargado de cariño.

Ahora, la mujer que tenía en frente ya no se molestó más en mirarlo y se dio la vuelta con intenciones de olvidarlo y llamar a Axia.

Para Elena, definitivamente esa sería la última vez que lo vería.

-Regresa conmigo Elena.- Su tono era serio y las palabras habían vuelto a salir de manera inconsciente.

Elena no quería discutir más, las heridas le dolían y necesitaba descansar, pero al oír esas palabras no pudo evitar sentirse furiosa y dándose la vuelta lo abofeteó con fuerza.

-¡Desgraciado! No puedo volver, ¿No lo entiendes? Me echásteis, tú y papá me abandonásteis.- Las lágrimas comenzaron a bajar sin control por sus mejillas.

-Elena, solamente te han exiliado de WhiteMoon, puedes vivir en cualquier lugar de Promisedland que no sea la tierra lobuna.-Todo era su culpa, si ella volvía con él, Dan se haría responsable y se encargaría de que nadie pudiera volver a hacerle daño de nuevo.

-El día de mi ceremonia de mayoría de edad todos los grandes líderes vieron mi humillación, y además, soy humana Dan, los humanos no pueden vivir en Promisedland.-

La cara de Dan se contrajo en agobio ante su respuesta, tenía razón pero no podía permitir que Elena se quedara allí rompiéndose aún más.

-Tu padre quiere que vuelvas...- Reaccionó Dan sacando su último recurso.

Eso era verdad desde su punto de vista.

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Aodhan había estado deprimido los primeros años, bebiendo alcohol y queriendo quitarse la vida mientras pensaba en el desprecio que le dedicaría su difunta esposa si supiese lo que le había hecho al fruto de su amor.

Tiempo después, trabajó sin descanso, endureciendo la manada, haciéndola prosperar y tratando de olvidar todo lo sucedido guardándolo en lo más profundo de su corazón con gran arrepentimiento.

Era su hija, el motivo por el que había destrozado una manada entera años atrás y a la que había despreciado por su maldito orgullo de mierda.

Aodhan quería que ella volviera con él y si pudiera regresar al pasado, quitaría su marca de destierro y la lanzaría bien lejos, tan lejos que si quisiera ponérsela de nuevo, ya sea por la vergüenza ajena o por su orgullo, no pudiera hacerlo de nuevo nunca más.

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-¿Le guardas rencor?- Preguntó Dan esperando convencerla.

-Quiero hacerlo, pero aún lo amo, es mi padre después de todo, siempre estuvo conmigo.- Reflexionó Elena.

-Si Carl se entera de tu destierro habrá una guerra porque el Vlan Von Spellman no se quedará de brazos cruzados, ¿Lo sabes no?- Amenazó Dan tratando de llevarla a su terreno con sus habilidades de convención.

Él quería hacerle creer que si la guerra estallaba y la paz se diezmaba sería su culpa, su tío menor, ese que aún no había regresado a casa desde que buscaba sin descanso a la traidora asesina de su madre, era capaz de levantar un país entero por ella.

-El Clan Von Spellman está aislado del territorio lobuno y Carl está demasiado ocupado con la venganza por mi madre, no podrán saber que fui exiliada.- Resolvió Elena rápidamente mientras se limpiaba las lágrimas.

Elena no estaba dispuesta a ir con él y se lo había dejado bien claro.

Dan lo sabía, si no era por las buenas, quizá podría llevársela por las malas.

-Hazme un favor Dan, llévate a Axia a Promisedland. A mi lado estará en peligro constantemente.- Elena lo miró a los ojos directamente.

-No se permiten humanos en Promisedland, aunque si vinieras con ella sería diferente, podría protegerte Elena, protegeros a las dos de ese monstruo y nadie se atrevería a tocar ni un pelo de tu cabeza, soy un rey.- Él estaba burlándose de ella repitiendo las mismas palabras.

"Menudo rey de pacotilla", pensó Elena indignada.

-Ella no es humana, tiene la sangre de una bruja.- Dijo y se dio la vuelta, no quería discutir más con Dan.

Axia había espiado la conversación de su señora y por ello pudo adivinar que ella quería que se fuera con un desconocido por el simple hecho de ser la descendiente de una bruja que ni siquiera se sabía si existía o no.

Todo aquello le parecía ridículo y eso provocó que fuera reacia a hacerlo.

-Axia, acompaña a nuestro invitado a la base del gremio en Marruecos.-

Ella iba a refutar pero no pudo porque su señora había desaparecido escaleras arriba, por lo que simplemente miró la cara del desconocido para estudiarla a fondo.

Quitando que era hermoso con todas las letras, había un toque de nostalgia, amor y pérdida en su mirada dirigida hacia los pasos de Elena, quién se alejaba silenciosamente.

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Unos minutos después, Axia ya estaba subida en el coche del desconocido que se estaba llenando de polvo por culpa de esas malas carreteras.

-Me llamo Daniel, pero puedes llamarme Dan, soy amigo de Elena y soy un hombre lobo, encantado.-

Axia resopló, no se tragaba eso de la amistad y el compañerismo porque su gentil señora nunca miraría con tanto reproche a un "amigo" y así se lo soltó sin tapujos mientras arqueaba las cejas con desconcierto.

-Mi señora no tiene mucha pinta de querer ninguna relación amistosa contigo, a mi parecer por no querer, no quiere ni verte.-

Axia era rápida leyendo situaciones y pudo deducir con facilidad que había una tensión casi insoportable entre ambos.

-Lo sé, es mi culpa, fui yo quién le falló.-

En el fondo, Daniel lo sabía, lo roto no se podía arreglar y que quedara como antes, el amor que ambos habían sentido mutuamente probablemente estaba incluso aún mas destrozado que un vaso de cristal hecho añicos.




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