Linaje Roto

Capítulo 27. (EDITADO)

La era de los dioses. Año desconocido. Nueve palacios celestiales, lugar de residencia de la Familia Imperial. 


Ella se encogió dentro de la habitación.

Era cómoda, elegante, y estaba ricamente decorada.

Tenía cortinas de seda, puertas hechas de papel fino tintado, muebles de madera de roble, una cómoda cama, un tocador lleno de joyas y dos sirvientas esperando órdenes en la puerta.

El patio era enorme, poseía un hermoso jardín repleto de flores exóticas y un lindo estanque cubierto de nenúfares de vivos colores.

Pero a pesar de todo el lujo y la riqueza, la joven se sentía desesperada.

Acurrucándose más contra la pared, se sumió entre recuerdos, pensando en lo estúpida que había sido al creer sus palabras.

---

Habían pasado tanto tiempo juntos, que ella se había enamorado irremediablemente de él, un hombre que había llegado herido a su hogar.

Cuando él atravesó el sistema de tracción que protegía el lugar, ella lo cuidó ignorando cada uno de los comentarios de sus hermanos.

El hermano Bel-bú trataba de ayudarle desesperadamente a esconder a ese misterioso hombre queriendo que se marchara cuanto antes, mientras que Levi se contenía para no acuchillarlo mientras lo vigilaba.

Y si Levi no hubiera sido tan joven e ingenuo, podría haber descubierto la identidad de aquel extraño que olía a peligro inminente.

Pero por desgracia, Levi todavía no había conocido a ningún miembro de la familia imperial, y por lo tanto no había sido capaz de presentir la tragedia que se desencadenaría en unos años.

Casualmente, durante ese tiempo, ninguno de los Lores pudo vigilarla en condiciones puesto que había problemas en el Infierno.

Las deidades habían sufrido una gran pérdida de la que culpaban al Infierno, el Príncipe Heredero había desaparecido sin dejar rastro.

Pero si Amón se hubiera enterado del paradero de este, sin duda su cabeza rodaría cumbre abajo.

Los siete sabían que la existencia de su joven señorita no podía coexistir con las deidades. Sabían que si su paradero se hacía conocido, habría una guerra terrible e incluso se habían preparado para ello.

Ni siquiera le habían contado a la chica a la que cuidaban su verdadera identidad porque no era necesario.

Sus padres solamente querían que ella viviera una vida feliz, llena de alegría y sin ninguna preocupación.

Los siete habían sido preparados para gobernar el mundo que ella debía liderar, los habían entrenado para cuidarla, protegerla y darle ese futuro que las Deidades Supremas habían querido para ella.

Y ahora, sin que nadie lo supiera, en una carrera a contrarreloj, todo estaba a punto de desmoronarse.

---

Él era un ser hermoso, cabello sedoso, ojos profundamente azules y unas preciosas alas blancas que desprendían un polvo dorado que aunque ella no lo supiera, era la ambrosía, algo que solamente podían producir los miembros de la familia imperial.

Y ella, a él, le resultaba demasiado familiar.

La joven poseía esos ojos verdes, casi felinos que únicamente había visto en la mujer de la que se enamoró y encaprichó durante toda su vida.

Ella también tenía el cabello cobrizo, ese tono que solo poseía su mejor amigo que lamentablemente falleció siglos atrás.

---

Quizá era por eso por lo que se había dejado engatusar por aquella joven adolescente, dulce, atrevida e ingenua que no conocía nada sobre el mundo, y escuchaba atentamente cada una de las historias que salían de su boca, deseosa de más.

Los ríos, los lagos, el océano o el mar, las nubes, las montañas, el amanecer o el horizonte y el sol, o la luna la fascinaban de una forma indescriptible.

Ella quería ver más allá de lo que los libros narraban o incluso saber más sobre las palabras que él le susurraba todas las noches.

Y así, él, sin darse cuenta comenzó a enamorarse, mientras le narraba lo que había en el mundo exterior.

Y ella, comenzó a ilusionarse, a quererlo, a soñar en una vida al lado de ese hombre tan interesante descubriendo todos aquellos nuevos horizontes.

---

Él se olvidó de todos sus problemas, de la lucha por el trono, de la corte imperial, de la guerra entre clanes, de las peticiones de su padre emperador, de la búsqueda del poder prohibido...

Ella, se enamoró de todo aquello que no había visto, pensando solo en lo bueno, porque él jamás le habló del odio, de los celos, de la envidia, de la soberbia...

Y tras haber huido de su hogar junto aquel desconocido que tanto amaba, se había golpeado con el muro más duro que uno pudiese imaginar. La realidad.

---

Ahora, acurrucada en ese rincón, pensaba en Caín y su cautela, en Bel-bú y sus, lo que hasta ahora le habían parecido ridículas advertencias, en Ash y su desesperación, en Amón y su ira, en Lucifer y sus enseñanzas, en aplicar su astucia para poder sobrevivir en aquel enorme palacio lleno de malas víboras, en Mammon, y lo que le hubiesen encantado todas aquellas riquezas o en Belfergor, quién probablemente con calma, hubiese buscado una situación para huir y regresar a casa.

---

Ese hombre maravilloso había contraído el sagrado matrimonio con ella y le había jurado lealtad, prometiendo que le daría una buena vida, que le enseñaría miles de cosas nuevas, que siempre la haría feliz.

Aún lo amaba.

A pesar de enterarse que él era el Príncipe Heredero de los Nueve Cielos, y ella una don nadie con la que este pensaba escapar fingiendo su muerte.

A pesar de enterarse de que él le había mentido, de que no era un viajero errante que deseaba ver el mundo o de que tampoco iba a ser su hombre, pues él ya tenía una prometida, una Princesa Heredera a su altura y ella se reduciría a ser una simple concubina sin ningún tipo de apoyo.

A pesar de que ella había huido de su dulce y cálido hogar convencida de que sus hermanos le habían quitado su libertad, cuando él, quien le había prometido un viaje juntos lleno de libertinaje y pasiones, le había cortado las alas y encerrado en una hermosa jaula dorada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.