Lincoln || Una batalla contra el corazón || Disolutos I

V

Hola mis amores.

En Colombia es un día festivo, y por eso es que aun se vale mi palabra de publicar el fin de semana.

Lamento la demora, pero aun me estoy recuperando.

Gracias por seguir aquí, y antes de que se me olvide, esta semana no habrá actualización de ningúna de mis historia, porque voy a estar a tope con la edición de la trilogía de Luisa y Alexandre.

Pero regresaremos pronto y las actualizaciones regulares.

Espero me puedan entender.

Les ama.

Jen.

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“Saludos, estimados lectores, que, como yo, viven, aunque no de manera literal del prójimo, como su servidora.

Hoy seré breve, pero sustanciosa al apenas estar comenzando la temporada, y haberlos sobrecargado de información con la sorpresiva gaceta.

Nuevas y no tan recientes parejas conformadas, mellizos desaparecidos, títulos nobiliarios ocupados, cambio de intereses, y una princesa alemana que está revolucionando al perfecto Lord Lincoln.

La temporada apenas inicia, no coman ansias que se viene cargada de cotilleo, y seré la primera en comunicárselos.

Por el momento veremos que ocurre en la tarde de té en casa de una de las matronas más respetadas de la sociedad.

Lady Meribeth MacGregor, Marquesa viuda de Bristol, que también quiere un poco de protagonismo esta temporada.

¿Será que aun tiene esperanzas de que su hija por fin logre atrapar a un hombre medianamente decente que le ofrezca lo que merece?

Aunque aquí el problema no es Lady Josephine MacGregor, si no los caballeros, que con el pasar del tiempo se han acostumbrado a lo superficial, en vez de buscar un ser llamativo, interesante y real.

No son de grandes avances, si se sigue enfrascados en que la belleza superficial les ayudará a conseguir sus objetivos, si cuando se abre la boca lo mas inteligente que sale es de que tela esta hecho el vestido que trae puesto.

Dispensen, aunque no lamento, mi pasional punto de vista, pero me siento identificada al ser una solterona, porque por ser más de lo que se espera nadie me sabe valorar.

Al ponerme trascendental, me despido.

Hasta una próxima gaceta, en donde contaré los acontecimientos mas relevantes de esta tarde de té.

No olviden que los llevo en mis pensamientos, mientras estoy viendo como exponerlos”.

Gaceta informativa de Lady Chatty.

 

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BERIT

 

Bristol House…

 

Habían pasado un par de días desde el inicio de la temporada, y con esta lo que habia ocurrido con Lord Lincoln.

Llevando los nervios de punta al incordiarla de todas las maneras posibles, teniendo en cuenta, que, en vez de cesar las visitas a su familia, a ser igual de nulas que al día que se habían conocido, se esforzaba por imponerle su presencia de todas las formas existentes.

Hasta Irma, que era la mas revoltosa de sus hermanas, portando, según sus palabras, un temperamento parecido, le habia plantado cara fatigada ordenándole que dejara de acecharlas porque querían un paseo por el jardín, después de desayuno tranquilo.

Obteniendo que solo se ruborizara guardando las distancias sin desaparecer del todo.

Por lo menos, se toparían en la invitación a tomar el té, al ser celebrado por la madre de uno de sus mejores amigos, y también estaría Lady Fitzgerald, y aunque le supiera amargo verlos interactuar, y observarlo perder la cabeza por ella, colmándola de unas atenciones, que no sabia que ansiaba de su persona, hasta que lo percibió pululando a su alrededor.

Es que, no podían culparla, cuando, pese a sus groserías era agradable en todos los aspectos.

No sabía como.

No entendía como podia agradarle su comportamiento cuando solo habia vistos lo bueno de él, cuando trataba a personas alternas.

Pero, tampoco podia ignorarlo.

Era imposible, cuando siempre deseó que una persona le dedicara algo de su cariño desinteresado de forma genuina y lo único que habia tenido toda su vida eran imposiciones, palabras severas con la excusa de que todo era por su propio bien.

Obligaciones, decenas de institutrices, castigos por no ser como sus hermanas, ni el más mínimo interés por como habia pasado el día.

Ni siquiera su padre le preguntó cuanto habia sufrido en América.

No tenia ni idea de sus cicatrices externas.

Solo asumió que estaba bien, cuando aún le costaba conciliar el sueño, y Mary en el último tiempo le habia servido para calmar sus nervios al meterse a hurtadillas a sus aposentos con la intensión de aprender algo nuevo de la realeza, de costumbres de otro país y hasta del idioma, o simplemente porque quería conocerle.




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