Lincoln || Una batalla contra el corazón || Disolutos I

VI

Hola mis amores, siento la demora pero la inspiración ha sido nula y por eso es que me he demorado tanto en actualizar.

He creado un canal en WhatsApp para los que quieren estar al tanto de adelantos.

me escriben al interno o miran en mi muro y se pueden agregar por ese medio.

Espero sus comentarios.

Sin ser mas molesta.

Los dejo para que lean.

Los ama.

Jen <3

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BERIT

 

Era una locura.

Debió negarse, aunque estuviese consiguiendo lo que precisamente estaba buscando.

Aunque sin saberlo estuviese dando el paso, pero sencillamente no pudo ser racional cuando esos ojos estaban brillando solo con mirarla como lo hacía con esa inglesa que lo despreciaba y sencillamente su corazón no le permitía ser igual de cortante, porque ella quería esa atención, los mimos, la cortesía y ser el centro de su mundo.

No supo desde cuando se sentía de esa manera, pero desde que lo avistó por primera vez algo le dijo que fracasaría vilmente, porque por cualquier lado que se le viese saldría perdiendo su libertad o el corazón en el proceso.

Por cualquier flanco saldría perjudicada, pero no podia privarse de sentir, cuando era lo único que realmente le habia hecho ilusión.

No importaba la manera, o como, pero tenerlo cerca le hacía que su día no fuese tan gris, que su situación resultase de alguna manera sostenible, asi pareciese una egoísta cuando pudo alejarlo, teniendo la seguridad de que no regresaría.

Y todavía podia, ¿pero su egoísmo la dejaría actuar de manera sensata?

Dejó salir el aire que tenía contenido en los pulmones ni bien se apartó de ella, apretando entre sus manos el crisantemo que le obsequió sin saber que era su flor predilecta, consiguiendo que su corazón se agitase a un ritmo vertiginoso que la hizo marear hasta el punto de no entender de razones, y dejar de lado su razonamiento para solo pensar con un órgano vital que se guiaba por las sensaciones.

Se quedó parada esperándolo donde se lo pidió al hacer esa especie de tregua, y nuevo comienzo que le arrancó una de las pocas sonrisas genuinas que habia esbozado desde su arribo a Londres.

Estando tan perdida en sus palabras, y emociones que no se dio cuenta en qué momento dejó de estar sola para tener una no muy grata compañía, pues su voz particularmente preciosa y sensual se le introdujo por los tímpanos consiguiendo que perdiera cualquier tipo de alegría, porque de alguna manera la magia se había extinto y volvería a ser el mismo estorbo alemán ni bien regresara el castaño, y encontrara a Lady Danai Fitzgerald rondándolo.

Porque eso precisamente era lo que había estado haciendo en el último tiempo, puesto que, Douglas le habia comentando de manera superficial que la relación con su nueva protegida no era la mejor, y por ende podia utilizar al más puesto en la tarea de desposarla, y ese no podia ser otro que el Conde de Lincoln.

—Princesa —la reverencia, y el tono burlón que implementó la belleza inglesa no le pasó desapercibido.

—Lady Fitzgerald —de igual manera correspondió al saludo, mientras la muchacha miraba la flor que tenía en la mano y apretaba la mandíbula tratando de regalarle una sonrisa hipócrita, que, pese a lo ensayada, no le salió —¿En qué puedo ayudarle? —preguntó por cortesía y deshacerse de su presencia antes de que Berwin regresara.

No era el momento de perderlo cuando a duras penas lo habia alcanzado.

—Me gustaría que me obsequiase unas palabras mientras paseamos —ese día les estaba dando a las personas menos pensadas en entablar una conversación con ella.

 Aunque Lady Fitzgerald no era grata.

—No veo que podamos tener usted y yo en común que amerite una conversación —no le importó sonar cortante y maleducada.

No era nada en comparación a como se comportaba con el castaño, que solo tenía para ella palabras de adoración infinita.

—El Conde de Lincoln, es un tema en común que amerita que perdamos el tiempo dedicado en la otra —era tan venenosa que le asqueaba.

En ese momento pasaron por su lado Lady Evolet Stewart, con su primo, y Lady Smith, que las observaron son curiosidad ante la rivalidad que se especulaba que tenían por el interés en el mismo caballero.

Sonrió inclinando la cabeza en forma de saludo.

—Sigue sin ser un tema que nos haría pasar más tiempo del debido en una plática sin sentido —rió con impaciencia disimulando que la estaba rechazando.

—Le daría la razón, pero no estoy dispuesta a cedérselo tan fácilmente, cuando por derecho de antigüedad me pertenece su atención y devoción —fue su turno de reír mientras le mostraba el camino de los setos para que llevaran a cabo esa platica sin sentido, más para que él no la viese, que porque de verdad le interesara lo tuviera para decirle.

—No puede disponer de algo que nunca le ha pertenecido, empezando porque estamos hablando de un ser magnifico, y no un objeto que puede desechar y tomar cada que se le antoje egoistische Schlampe [jg1] —al parecer no entendió lo que le dijo porque la miró con confusión.




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