Lincoln || Una batalla contra el corazón || Disolutos I

VIII

Hola  mis amores, espero que su inicio de años este siendo fantástico y lleno de situaciones positivas.

He estado un tanto desaparecida porque ando corrigiendo la historia de Luisa y Alexandre, que para los nuevos lectores esta en mi perfil, y la primera parte la pueden encontrar como ofrenda de amor (Lady frivolidad) y la ultima como contienda de amor (Lord vengativo)

También quiero agradecerles por su paciencia, y recordarles que pueden encontrar lady esperpento re editada y Lady sinvergüenza al igual que la historia del escoces y la americana y la primera parte de la historia de Alexandre y Luisa en  tanto en digital como en físico, con epilogo incluido, y escenas extras en Lady esperpento en otra plataforma en la que pueden encontrar info en mi perfil de IG.

Sin mas que añadir, espero sus reacciones al cap.

Ahora si, a leer.

Les ama.

Jen <3

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REY DE PRUSIA

 

(Königsberg – Prusia)

Palacio de Sanssouci…

 

Para Federico Von Brant, Rey de Prusia, sensación de extrema quietud era un indicio de que las cosas no estaban bien.

Nada se hallaba en óptimas condiciones, y lo peor del asunto es que el futuro del país se hallaba en manos de una chiquilla, que por mucho que apreciara seguía pensando que era una cabeza hueca que en cualquier momento tiraría todo  por la borda, al ser de las hija del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, la más rebelde.

Porque la situación no se hubiese salido de control si no se las hubiese dado de querer una libertad imposible para alguien de su nivel y su hijo no se hubiese empeñado en salir tras ella como si no pudiese vivir sin su presencia.

Y he ahí las consecuencias.

Quedando a merced de una princesita caprichosa, y de uno de sus primos que consideraba un sobrino.

Uno que no simpatizaba con sus ideas de llevar el país, asegurándole que al hacerse al trono no dudaría en dar un giro radical que prácticamente lo llevaría a la miseria.

—Cuando se te da por pensar con el estómago te comportas como un kompletter Idiot[jg1] se tensó al escuchar como ingresaban a su despacho sin siquiera ser anunciados poniéndolo alerta, quedando rígido cuando se percató de quien se trataba.

Ni los años le habían dado la sensatez suficiente para respetarlo, nisiquiera por el rango superior que poseía en comparación a su persona.

Pero el Duque de Luxemburgo, José Benedicto Habsburg- Lothringen, era igual que su hijo.

Un arma de doble filo con sonrisa y amabilidad engañosa, por eso, no quería que Charles tomase posesión de sus dominios.

—También es un verdadero placer verte después de que hace un parde años me mandaste al carajo —su última conversación no fue para anda amigable, y claramente Luxemburgo no la habia olvidado porque lo sacó a relucir, pese a que se encogió de hombros desinteresado, y con la elegancia propia de un ser rastrero con modales exquisitos se sentó mostrando que los años lo habia vuelto más diestro.

La edad no le restaba imponencia, porque a sus sesenta años, lucia con supremacía su socarronería, que demostraba que su presencia nunca era solo para hacer migas.

Sus ojos verdes suspicaces llenos de líneas de expresión siendo el que demostraba el cuidado que debía de tenerse con ese ser que parecía de luz, cuando la oscuridad se le antojaba más tentadora que fomentar una paz que en el mundo no existía.

—La familia es como una enfermedad incurable que no te mata, pero bien que te jode hasta el último día de tu existencia, asi que, aquí me tienes —era un descarado de lo peor —. Queriendo hacer migas con la peste que desea matarme, pero soy tan inmune que lo único que logra hacer es tolerarme.

—Eso no explica el que estes aquí—gruñó ingredientes sobándoselos ojos con los dedos demostrando cansancio acumulado.

No recordaba la última vez que había dormido de manera decente.

—No lo has preguntado, entonces no tengo porque hacerte el trabajo más fácil —ya recordaba porque no le echó de menos.

Era un hijo de puta.

—¡Habsburg! —advirtió en tono parco, haciendo que este riese entre dientes.

—Solo vengo a ver qué puedo hacer para que mi hijo no corra la misma suerte que el tuyo, pero en tus manos —habia tocado un nervio importante, porque se levantó de la silla que ocupaba estrellando las manos contra la madera en el proceso.

—Sería incapaz de… —de ninguna manera atentaría contra alguien que estimara.

—Te gusta exponer tus ideas y que otros hagan el trabajo sucio, pero eso no cambia que esta vez sí harías una excepción, y yo no soy Franz —decía aquello con una frialdad burlesca que lo encolerizaba.

Estaba resguardando la seguridad de su hijo, pero pareciese que estuviese comentando sobre el clima.

Era tan inalterable, que a veces pensaba que era más peligroso que su hermano, que el siempre habia sido la verdadera amenaza.




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