MAÑANA CON MAS TIEMPO LIBRE TRAERÉ LO PRIMETIDO.
DISFRUTEN EL CAP, ESPERO SUS COMENTARIOS.
LES AMA.
JEN <3
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BERIT
Estaba utilizando toda su fuerza de voluntad para no perder los estribos.
Para no salir en busca de Berwin, pues ya habia sido detenida y amenazada, y su sentido medianamente común le decía que no ganaba nada con una actitud negativa, pero eso no le ayudaba cuando no estaba entendiendo nada, por lo menos con respecto a los últimos acontecimientos, porque con Berwin, pese a los inconvenientes en el inicio de su matrimonio habían logrado una tregua momentánea, y por lo menos se permitían dormir abrazados, y hablar como si quisiesen conocer todo lo que se pudiese del otro mientras llegaban a Prusia y enfrentaban su verdadero presente.
Sin embargo, ni siquiera tuvo tiempo en la madrugada de sentir el lado de la cama frio por falta del escoces cuando la habitación fue invadida dejándola desorientada, y con la menor sutileza obligada a permanecer quieta y encerrada en esta cuando un arma fue puesta frente a toda su cara, consiguiendo que tragase grueso y frenara por un momento sus bríos.
Solo importándole el estado de Berwin, la razón de no saber de él, y de paso sobre Federico, que era el dueño del navío, y que seguramente lo habían tomado como rehén tras pasar su estrecha seguridad, quedando completamente a la deriva sin saber que pasaría a continuación.
Lo único claro es que no aguantaba más esa incertidumbre, por eso, dejando de lado todo tipo de autocontrol para no enloquecer, porque eso es lo que hacía desde el momento en que la encerraron, regresó al plan inicial de hacerse notar, porque no era una don nadie como para que la tuvieran en esa zozobra.
—¡Necesito saber dónde está mi marido! —era lo único que le importaba —¡Necesito que alguien me diga algo! —se estaba volviendo loca —¡Berwin! ¡Federico! —no necesitó de más esfuerzo porque la puerta cedió haciéndola retroceder un par de pasos, perdiendo el color cuando se topó con los ojos azules glaciales de Andreas, que con una inclinación le saludaba de manera solemne.
¿Se estaba burlando de ella?
—Lamento los malos tratos, Alteza —soltó en tono educado, sin mirarle a los ojos —. Remediaré el inconveniente a la brevedad.
Estaba jugando con su paciencia, y habia estado lo suficiente nerviosa como para acolitar tales majaderías, ignorando sus exigencias de manera tan olímpica.
—¿Dónde están Berwin y Federico? —un tétrico silencio se extendió cuando le hizo la pregunta con tono autoritario causándole escalofríos, llevándola al desespero cuando lo recibió la respuesta requerida.
—Es propicio que se aliste, porque estamos próximos a llegar a nuestro destino —se dispuso a girarse y dar indicaciones de lo que seguiría a continuación a los hombres que lo acompañaban y habían estado escoltando la puerta del camarote, hasta que se atrevió a tomarlo por la muñeca para frenarlo creando una tensión pasmosa que no hizo retirar la mano de la extremidad si no intensificar el agarre, que provocó que el castaño de ojos azules la mirase de soslayo por un interminable segundo hasta que lentamente lo liberó de su agarre sintiéndose de alguna manera reconfortada ante sus miedos, pese a que no estaba captando del todo lo que ocurría.
Dando una fuerte exhalación aceptó las indicaciones de Andreas al pedirle que dejase que introdujera en una tina para que se adecentase.
Haciéndolo ni bien estuvo a solas, porque necesitaba algo que mitigara mínimamente su malestar, que la ayudase a pensar porque en esos momentos no podia hacerlo, porque no sabía cómo salirse de ese aprieto para poder ir a buscar respuestas, y…
Dejó de darse golpes de pecho, de sentirse inútil cuando observó un punto en concreto del camarote con detenimiento.
El papel tapiz ligeramente levantado.
El simulo de pared algo sobresalida a la par de torcida.
Entrecerrando los ojos, mientras intentaba comprender esa sutil imperfección que la hizo salir de la bañera y sin tomarse el trabajo de tomar algo para cubrirse o secarse ir por eso que estaba llenando al completo su razonamiento.
Con los dedos mojados a la par de arrugados tomó la parte levantada del papel tapiz, y con movimientos mecánicos retrocedió presta a ponerse ropa sobre su cuerpo sin fijarse en que sus extremidades goteaban y su cabello estaba hecho un desastre.
Solo se colocó lo primero que encontró, y se calzó unas zapatillas sujetándose malamente el cabello con unas horquillas en el proceso.
Carraspeando mientras se aseguraba que la puerta siguiera igual de estática como al inicio, no perdió más el tiempo, y casi corrió para intentar mover lo que le pareció ser una compuerta, tratando de no hacer ruido al quitar el mueble que le impedía el acceso al completo de esta.
No fue tan difícil, pese a que parecía no haber sido usada por un largo tiempo.
Cuando al fin se abrió frente a sus ojos apreció un reducido pasadizo que daba a una habitación alterna que no dudó en tomar, no sin antes cerrar la puerta en el proceso, aunque claramente la encontrarían fácilmente, pero no tenía tiempo para dejar todo como estaba antes de notar la única luz de esperanza que tenía.
O eso pensó antes de cruzar los pequeños pasillos, tratando de ignorar lo asfixiante que se tornaban por el olor a humedad, agradeciendo que el camino solo tuviese una sola salida topándose con una pared corrediza de madera que daba a un armario pareciéndole extraño, teniendo en cuenta que una pared tras el biombo fue la conexión con este.
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Editado: 08.07.2024