Lincoln || Una batalla contra el corazón || Disolutos I

XXIII

SIENTO LA DEMORA, PERO AQUI TIENEN EL CAP FINAL.

ESPERO SUS REACCIONES.

NOS LEEMOS EL DOMINGO CON EL EPILOGO.

NO OLVIDEN QUE TENGO UN NUEVO GRUPO DE TELEGRAM PARA LOS QUE QUIERAN UNIRSE ME AVISAN.

LES AMO DEMASIADO.

JEN <3

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BERWIN

Por poco y la situación se les sale de las manos.

El plan trazado con antelación yéndose al carajo en su mente, porque el demente del nuevo Rey prusiano se le antojó omitir la parte en la que todo estaba sutilmente elaborado para que el plan no tuviese ninguna falla, pese a sr quien habia puesto el arma para acabar con el mayor obstáculo, dejando que lo maltratasen con la excusa de hacer más realista el momento, porque según lo que aparentaba sería un mal interprete.

Y ahora se hallaban tratando de limpiar el estropicio, explicar porque seguía vivo el heredero, e intentar calmar a un pueblo que exigía respuestas cuando el antiguo rey, que yacía en el mausoleo familiar al haber tenido una despedida apresurada ante los abusos de poder expuestos. Debiendo según lo dicho ser expuesto frente al palacio por alta traición a la corona al querer engañar al país, y de paso lastimar a las futuras generaciones al ambicionar destruir a su heredero.

Se avecinaba una posible guerra, y aunque Luxemburgo, y su padre, que era la mano derecha del emperador continuaba al pie del cañón dándole el apoyo requerido al prusiano, las cosas no estaban cambiando, y eso se lo decía la reunión a puerta cerrada que se estaba llevando a cabo mientras el, por órdenes de su esposa, se estaba cuidando de las lesiones que tuvo tras los acontecimientos pasados.

Su brazo habia quedado malherido, pero nada que no se pudiese remediar con el debido cuidado, e inmovilizándolo para que el daño no se hiciese más remarcado.

Siendo una situación que los mantuvo lo bastante ocupados para tener la conversación que llevaban semanas guardando en su pecho, y la espera se estaba haciendo insostenible, pero tenía que ser paciente porque los asuntos alternos seguían sin resolverse del todo.

Y mientras pensaba en eso la habitación en la que residía en el palacio del Rey de Prusia fue tocada sacándolo de sus pensamientos, para acto continuo abrirse y dejarlo frente a uno de los parientes de su esposa.

A la mente maestra, que, con una sonrisa de medio lado maliciosa, cortesía de todos los de su familia se posó frente a él, analizándolo como si fuese algo exótico y difícil de apreciar en la tierra.

Imitó su manera de escrutarlo, moviendo la cabeza de la misma forma hasta que el hombre mayor se rindió, riendo por lo bajo mientras le ponía la mano en el hombro dándole una palmada aparentemente amistosa que no supo cómo interpretar.

—Realmente existen hombres ingenuos, y que piensan que el corazón es algo positivo en el juego de la vida —entrecerró los ojos ante sus palabras cuando se sentó frente a él, apoyando los codos en las piernas —. No sé qué tan acertado estuve con la elección de aliado para proteger la existencia de mi sobrina —eso lo puso a la defensiva, porque estaba dudando de sus capacidades —. Porque los caballeros como tu suelen ser viscerales la mayor parte del tiempo, y sentir más que el resto, y eso puede irse en su contra cuando la adrenalina que supone el hacerse a la dama pierde fuerza a la hora de conseguirla —ante esas palabras le extendió unos papeles —. Pero como siempre, he decidido actuar sobre la marcha, y simplemente tengo cosas más importantes que solucionar, como para meterme en un matrimonio en el que claramente no quiero, ni afortunadamente estoy invitado a participar —con esas palabras se levantó sin esperar a que respondiese —. Solo no te conviertas en el nuevo Franz, o te pesará —esas palabras lo hicieron carcajearse en respuesta por su cinismo, haciendo que el hombre frenara su avance para que voltease a mirarlo y que sus ojos conectasen por unos momentos.

—Yo lo único que pretendo es brindarle la familia y el amor que ustedes nunca se interesaron en prodigarle —soltó con determinación, levantándose para llegar hasta a el —. Regrese con el fin de utilizarle, y la guerra que se pretende formar en Prusia por sus artimañas será el menor de sus problemas —como toque final le extendió la mano en señal de despedida que el mayor aceptó tras un resoplido, y un asentimiento de cabeza en aceptación —. No peque subestimando a un hombre enamorado.

—Para la próxima espero que tengas los cojones de atestarle el puñetazo que se merece al emperador, porque ese si ha sido un imbécil sin parangón —dijo como toda respuesta aparentemente conforme con sus palabras.

—Cuente con eso, Alteza —porque haría más que eso si pretendía que su hija siguiese actuando conforme a sus deseos.

Por eso, ni bien el pariente de su esposa salió de su campo de visión, y se apresuró a leer los papeles que le habia dejado, corroborándole que estaba casado de manera legal con Berit, y que la unión con el prusiano era todo un timo supo que dos días de reposo fueron más que suficientes, pese a las recomendaciones del matasanos.

Solo se había fracturado un brazo, pareciéndole de las heridas más insignificantes, hasta el punto de solo llevar algo que lo ayudase a sostenerlo, para mantenerlo en una posición que le facilitase en la labor y poder ser el mismo en poco tiempo.

De igual manera no se iba a exceder antes de tiempo, cuando con el único que quería hablar era con el que tenía un par de puertas después de los aposentos que ocupaba, adentrándose al lugar sin tomarse la delicadeza de tocar, encontrándose con este sentado, esperando aparentemente su visita.




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