Lineage Chronicle: First Hunt

Capítulo 1: Revelación

El día se veía soleado y tranquilo por la ventana, aunque el ambiente de la habitación era distinto. Un joven de cabello color cobre y anteojos batallaba para arreglar una vieja radio.

—Vamos, sal… maldita batería —murmuró, probando conexiones—. Parece estar dañada la batería interna.

Se relajó un segundo.

—Espero que sea este el problema y no otra cosa, porque quiero tenerla lista cuando el abuelo decida regresar. Y espero que lo haga pronto… Ya se fue hace tres días y no quiero empezar a lidiar con las cuentas de la casa.

Ojeó la batería con atención.

—Bueno, tengo que ir a la tienda del señor Sullivan a ver si tiene el repuesto.

Se puso una campera liviana y salió de su pieza. Al buscar la llave del candado de su bicicleta, una brisa repentina lo azotó desde la ventana; fue a cerrarla y, al hacerlo, no pudo evitar ver una línea de polvo blanquecino en el marco.

—Se está volviendo bastante sucia esta casa —murmuró sin darle importancia.

Tomó la bicicleta y emprendió su travesía hacia la tienda para buscar el repuesto.

—En otro lado, un Dodge Charger del ‘70 cruzaba el cartel de bienvenida a Cedar Hollow, estado de Oregón. Por la ventana del auto se divisaba a un chico de mirada seria que observaba con calma el pueblo al que llegaba: colorido, tranquilo, con varias tiendas.

—Es como decía el folleto —murmuró con una sonrisa—. Hasta tiene una fuente…

Le quitó atención al camino para admirarla. Una bicicleta se cruzó; clavó los frenos.

PSSST. El capó hizo un ruido leve pero audible contra la bicicleta.

—Ay, mierda —soltó, abriendo la puerta de golpe.

Había un chico en el piso y una bicicleta con la rueda chueca. El del auto corrió a socorrerlo.

—¿Estás bien, amigo? Disculpa, fue mi culpa por distraerme.

El de la bicicleta se recompuso. Vio a un chico bastante alto, con chaqueta verde militar, remera blanca y jeans azules.

—No hay problema, yo también iba un poco distraído —respondió, mirando la bici—. Ay, Dios… Quedó un poco mal. Tendré que ir caminando.

—No te preocupes. Te puedo llevar a donde necesitas. Es lo menos que puedo hacer por haberte casi atropellado.

El de la bicicleta se alivió.

—Gracias, me sería de ayuda.

—Deja que meta la bici en el auto y nos vamos.

El chico del auto levantó la bici con una mano y la acomodó en el baúl. Se sacudió las manos, cerró el portón y giró hacia Chase con una leve sonrisa.

—Listo. Vamos.

Ambos subieron al auto, ajustaron los cinturones y, mientras Jake encendía el motor, Chase lo miró de reojo y asintió, como un saludo silencioso.

—¿A dónde necesitas ir...?

—Chase es mi nombre.

—Yo soy Jake —tendió la mano con una media sonrisa.

Después de estrecharse, Chase le indicó que debía ir a la tienda de repuestos, a unas cuadras.

—Una tienda de repuestos… Este pueblo lo tiene todo. Casi parece encantado —comentó Jake mientras ponía el auto en marcha.

—¿No sos de acá?

—Antes estuve en Washington de visita. Unos turistas me regalaron un folleto de Oregón —le alcanzó el papel—. En este decía que Cedar Hollow tenía un nivel de vida relajado y más barato que otros lugares.

—No sabía que había turismo para este lugar —murmuró Chase, hojeando el folleto. Pensó, casi en reproche: Con razón el abuelo eligió mudarse acá.

Al levantar la vista: —Es aquí.

Jake miró la tienda.

—Yo te espero en el auto, por si después querés que te lleve a tu casa.

—Ok, no tardo —cerró la puerta tras salir.

Mientras Chase caminaba hacia la entrada, una figura misteriosa los observaba a lo lejos.

—CLINK, CLINK, sonó la campanita de la tienda.

—Ah, sos vos, Chase. ¿Qué necesitas?

—Hola, señor Sullivan. Necesitaría un repuesto de esta batería interna.

—Ya me fijo si la tengo —bajó una caja al mostrador y buscó—. ¿Y cómo está el viejo Abraham?

—La última vez que lo vi, bien… pero salió a hacer algo y todavía no volvió.

—Bueno, cuando vuelva, decile que ya tengo la caña de pescar que quería —sonrió mientras le entregaba el repuesto.

Chase le pasó unos billetes.

—No me voy a olvidar.

—Que tengas buen día.

—Usted también, señor Sullivan.

Chase se retiró y se subió de nuevo al auto.

—De regreso en la casa, Chase sintió la respiración más pesada. Bajó, cerró la puerta y exhaló fuerte.

—Antes de que te vayas, ¿no querés pasar y quedarte con un pack de latas de cerveza? Así también me disculpo por también chocarte.

Jake, sorprendido, arqueó una ceja y sonrió.

—Una disculpa así nunca se rechaza. ¡Vamos por esas latas!

En el jardín, ya cerca de la entrada:

—¿Dios, esta es tu casa?

—Es de mi abuelo. Yo solo vivo temporalmente con él.

—Bueno, tu abuelo sí que tiene estilo.

—Por fuera parece; por dentro es como si no saliera al mundo desde 1980 —bromeó Chase, empujando la puerta—. Espérame acá, voy a buscar las latas.

—Ok, me quedo —Jake apoyó la mano en el marco de la ventana y miró alrededor—. Espero que la casa no me arrastre a los 80.

Miró más de cerca. Un sonido mínimo se colaba por las aberturas. Bajó la vista: había un polvo blanco sobre el marco. Sin pensarlo, pasó un dedo sobre esa línea, intrigado. Frunció el ceño.

—¿Esto es… sal?

—¡Ya encontré las latas! —anunció Chase desde adentro.

—Ah, excelente —recibió las bebidas. Luego, con una idea—Chase, sos el único que conozco acá. ¿Te parece si nos pasamos los números por si necesito ayuda con algo?

—Ah… sí, me parece excelente. Así también te muestro el pueblo.

Se intercambiaron los teléfonos. Jake se dirigió a la puerta y salió al patio, Chase detrás.

—Bueno, me voy. Quiero reservar rápido en un hotel si no, me va a tocar dormir otra vez en el auto.

—Ja… buena broma.

—No fue un chiste —replicó Jake con un tono jocoso, sin darse vuelta.

ya en el hotel jake esbozó una sonrisa al ver su habitación: una cama y un televisor.




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