Lineage Chronicle: First Hunt

Capítulo 7: Oscuridad a simple vista

El sol caía a plomo sobre la cinta de asfalto. El Charger avanzaba entre dunas y colinas secas, con el rugido del motor como único acompañante.

Casey apoyaba la frente contra la ventanilla, mirando el paisaje repetirse una y otra vez; Jake, al volante, tamborileaba los dedos con impaciencia; y Chase, en el asiento trasero, no despegaba la vista del celular donde repasaba el registro de llamadas del abuelo.

—Bueno, Casey, repasando, nos atacaron gorgonas, monstruos y lo que haya sido esa cosa gigante. Espero seas valiente y pelees ahora que sos del equipo —Jake sonrió por el retrovisor.

—¿Pelear? No íbamos a resolver casos —la voz de Casey salió más aguda de lo que hubiera querido.

—Jake, dejá de molestarla; no quieras que por pelear ella termine convertida en hombre lobo como vos. —Chase ni levantó la vista del celular.

—¿Hombre lobo? —Casey abrió los ojos, sin poder contener la sonrisa.

—¿Por qué decís eso ahora? La loca va a pensar que soy uno.

—Una pregunta, chicos, ¿haremos todo el viaje dentro del auto?

—Sí, la última vez que paramos para descansar no nos fue nada bien.

En ese momento se escuchó una bocina: el auto necesitaba gasolina. Por suerte, estaban pasando por un pueblo rural del interior de California, entonces se dirigieron a la gasolinera más cercana. El pueblo, a pesar de ser soleado, se veía muy tranquilo, como si estuvieran en otoño.

Se bajaron del auto y Chase dijo que iría a la tienda de la gasolinera mientras Jake iba con Casey al baño.

Dirigiéndose al baño, Jake esperaba lo peor de un baño así.

—Casey, no te asustes si ves una rata muerta o un cadáver —Jake golpeó la puerta con la palma.

—Esperemos que pueda lavarme las manos.

Jake abrió la puerta despacio, así no sentirían la brisa nauseabunda que podía salir. Pero al abrirla totalmente, su cara de asco cambió a una sorprendida. El baño estaba impecable. Entonces, Casey...

—No es lo que esperaba —Casey echó un vistazo alrededor.

—Qué raro... un baño así de limpio en medio de la nada —Jake dejó de sostener la puerta y entró.

Chase, entrando a la tienda, eligió unas comidas de viaje y un par de botellas y se dirigió a la caja.

—Hola, una pregunta, ¿gasolina se puede cargar?

—La estación está cerrada hasta mañana por el festival.

—Ah, ok, gracias.

Chase salió de la tienda dirigiéndose al baño a hablarles, pero escuchó a Jake y Casey hablando.

—Este mundo tiene muchas reglas raras que son fáciles de romper —Jake.

—¿Por ejemplo? —Casey.

—Las líneas de sal son una forma de protección… Yo, sin querer, rompí una y pasaron cosas malas.

Chase, al escucharlo, sintió cómo el corazón se le aceleraba y en su cabeza pasaron un millón de pensamientos mientras apretaba levemente la botella. Después de un segundo, rompió el silencio.

—Chicos, ¿ya están listos? Tenemos problemas. —Chase asomó la cabeza.

—Sí, ahí vamos. —Jake salió primero.

Ellos, al salir, vieron a Chase esperándolos y les comentó que no habría gasolina debido a un supuesto festival del pueblo, entonces los obligaría a tomar un descanso hasta mañana.

Mientras se estacionaban en un hotel que encontró Chase, se quedaron viendo el pueblo. Caminando hacia la puerta del hotel, había banderines de colores brillantes por todos lados, pero algo llamó la atención de Casey y eran unos árboles de lindas flores.

—Florecieron muy rápido los lirios rojos.

Al terminar la frase, una anciana cerca del hotel les dijo:

—Eso significa que alguien desaparecerá.

Chase se fue de largo. Jake se quedó, pero solo mirándola.

—Sí, seguro, señora. Vamos, Casey. —Jake la miró un segundo más de la cuenta antes de darse vuelta.

—Yo quiero escucharla.

—Bueno, avísame si no es otro fantasma.

—Haces bien en prestar atención, niña; este lugar ya no es el lugar donde yo crecí. La noche del festival lo va a cambiar todo.

De la farmacia cercana al hotel salió un hombre que le entregó una bolsa de medicamentos a la anciana.

—Gracias, querido, ya me tengo que ir.

Casey quedó impresionada por la historia, entonces se dirigió al hotel para ver cómo podrían proceder ante la situación.

Casey abrió la puerta de la habitación buscando a los chicos, pero solo encontró a Chase, quien estaba con el ceño un poco fruncido desempacando. Entonces Casey se acercó y le preguntó.

—¿Dónde está Jake? Tenemos que hablar de lo que pasa en este lugar.

—Está afuera buscando no sé qué cosa… Esperemos que tarde mucho. —Chase seguía sin levantar la mirada.

—Tenemos que hacer algo; la anciana me dijo que van a pasar cosas malas.

—Casey, estuvimos en miles de pueblos con personas así, no tenemos tiempo para atender el llamado de una vieja loca.

Entonces Chase agarró algo de su mochila y se fue al baño.

Casey ahora estaba sola. Decidida a demostrar su valía, agarró su mochila y salió sin hacer ruido, rumbo a la biblioteca para saber más del pueblo.

En la recepción del hotel, Jake ya había marcado puntos de ruta y comprado algunas cosas, así que se dirigió a la habitación. Entró y cerró la puerta con el pie. Chase estaba frente a la computadora, cabeza baja, sin levantar la vista.

—Ya tengo lo que necesitamos.

Chase no respondió de inmediato.

—Genial.

Jake dejó las bolsas sobre la cama.

—¿Y Casey dónde está?

—Se fue. No me dijo a dónde.

Silencio. Jake lo miró fijo.

—Estás muy callado ahora.

—Bueno, estoy concentrado en esto.

Jake se acercaba a ver qué estaba haciendo, pero Chase se negó a mostrarle. Jake lo engañó, lo sacó de la mesa y vio la computadora. No había nada. Entonces le preguntó:

—No hay nada acá. ¿Acaso evitas hablarme?

—Intentaba estar tranquilo, y sí, ahora no quiero hablar… —Chase apretó la mandíbula.

—Te estuviste comportando muy raro desde que llegamos y ahora estás más irritable que de costumbre.




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