Se me hace difícil escribirte estas líneas, porque eres un hijo no deseado. Por no querer traerte al mundo me han dicho egoísta, y hasta han querido tentarme con la idea de que “no sabes lo que te pierdes, te cambia la vida”.
Claro que nunca dejé de creer eso, soy consciente de que mi mundo sería muy diferente, aunque quizás no de la manera en que me lo sugerían.
Pero no te asustes, no estoy hablando de que interrumpí tu llegada o lo hizo tu madre luego de procrearte, sino que siempre descarté la opción, siquiera de planearla. Del mismo modo, estuve abierto a hacerme cargo de que pudieses aparecer sin que lo decidiera. Mi responsabilidad como padre potencial nunca estuvo ausente, del mismo modo que mi negativa a que formes parte de mi vida, si de mí dependía.
Es probable que me permita ser duro porque no te estoy viendo a los ojos. Porque no existes, ni siquiera en mis intenciones, por lo que solo le escribo a esa distopía en la que reposa la probabilidad vacía.
No diré que fantaseo con ser padre, porque si así fuera, no hubiese dudado en buscar la manera de incluirte en mis planes. De lo que si estoy seguro es de que te hubieses convertido en una buena persona, si la vida hubiera querido que crezcas a mi lado. Hoy lo creo más que nunca, porque si tanto se han preocupado desde afuera de moldear las conciencias de los más pequeños desde su nacimiento, entonces significa que es posible hacer que cualquiera se convierta en una persona de bien, si se la tutela de la manera correcta.
Y es curioso porque me parece la tarea más fácil del mundo. El amor se trae y solamente debemos permitir que se encause de la manera correcta. Las plantas crecen solas, los animales también, ¿cómo es posible que siendo la especie dominante seamos tan frágiles, dependientes y vulnerables?
La pasión, las emociones intensas, la energía vital que nos permite desarrollar nuestro potencial, todo viene en el paquete, no se necesita nada más.
Pero ahí afuera están los que lo hacen realmente difícil.
Y tienen cómplices.
Van a querer aprovecharse de tu conciencia desde la más temprana edad, cuando sabes que más permeable eres. Tienen todos los medios para hacerlo.
Te crearán problemas para luego venderte las soluciones.
Te llenarán de información falsa para que creas que siempre dependerás de alguien o algo para sobrevivir.
Te dirán que tus máximas aspiraciones, deberán ser las que ellos dicen que deban ser.
Te limitarán, te enfermarán, te inculcarán el miedo a cosas de las cuales prometerán protegerte, aunque esa protección siempre resulte ineficaz.
Te harán adicto y luego te ofrecerán la cura, con algo que te provoque aún mayor adicción.
Así que no le tengo miedo a tu crianza, pero soy muy consciente de la influencia de los que están interesados en que fracase.
No necesitan nuevas mentes independientes, sino fáciles de esclavizar. Y definitivamente no dejaría que te conviertan en una.
Tal vez eso no me convierta en el mejor padre, porque significaría que sufrirías de ese proceso. La morfina, el opio que nos proveen es realmente muy dulce y tentador. Somos capaces de pasar horas y horas frente a una pantalla y pretender que estamos viviendo.
Claro, yo soy uno de ellos, por eso lo sé bien. La única diferencia con respecto a otros, puede ser cierto nivel de autoconsciencia y la voluntad de resistir, pero lejos estoy de ser quien debería ser, aunque no pierda las esperanzas de llegar lo más lejos posible.
Por eso mismo, hijo mío, elijo no traerte. Y que me sigan diciendo egoísta o cobarde, no tengo problemas con eso, no voy a perder mi tiempo respondiendo. Sé de lo que me pierdo, sé de lo que me ahorro, pero por sobre todo, sé de lo que te evito.
Quizás existas en algún universo paralelo y estemos peleando a la par. Sería lindo verlo, aunque lo disfrutaría como a una ficción.
Porque en esta realidad, aún quedan muchos hijos más por salvar y proteger.
Y nunca estuve tan dispuesto.