Little hopes.

Desires granted.

-¿Te he contado la forma en la que, para mí, llegaste a mí vida? Yo solamente quería ver a través de los ojos de las personas, conocer sus más oscuros secretos, hallar en ellos algo que les hacía más humanos y menos engranajes de una máquina, como lo es el mundo, para luego sentirme parte de ellos. No sentía nada. Nada. Formaba parte de un sistema de engranajes, el cual todos tenían una función y un nombre especial, todos menos yo. Pero, hubo el extraño día en el que yo ya dejaba la idea de seguir buscando para formar parte de la máquina hasta que, apareciste tú. Sonrisa inofensiva pero a la vez salvaje y radiante, un pequeño sonrojo en tus pómulos y lo más importante, tu mirada, la cual lo decía todo. Mirabas a los demás engranajes con tristeza, como si sintieras pena por ellos al saber que jamás verían lo que tú ves. Y luego, me miraste a mí, me miraste y sentí calor en mi cuerpo. Tu mirada era fuego; llamas y más llamas.

Él se acerca a mí, me acaricia la mano y bajo su tacto siento el mismo fuego que la primera vez.

-¿Y luego que sentiste?-me pregunto con su mirada de fuego.

-Era y es como estar en el centro de la Tierra, donde se encuentra su núcleo interno. En aquel momento, sentí que tú mismo eras tu propia máquina y que, dentro de ella, había un montón de engranajes que funcionaban por un motivo, el cual desconozco.

Él sonríe pero, no pierde el tiempo.

-¿Te he contado la forma en la que, para mí, llegaste a mí vida?

Me río negando.

-No me copies.

-Shh, no me interrumpas.-niego con una sonrisa en el rostro.-Quería conocer el mundo que había en el exterior, saber si realmente era tan triste como las demás personas que habitaban él. Que equivocado estaba. Primero, cabe destacar que, para mí, no hubo fuego ni llamas ni más llamas, no. Segundo, no soportaba la idea de que, todo lo que me rodeará fuera blanco y negro, negro y blanco. Y tercero, odiaba con el alma la triste realidad que se estaba formando ante mí. Había días que tomaba el mismo camino para ir a mi propia casa, el mismo ritmo y los mismos pensamientos; muy aburrido y poco alegre. En cuanto decidí un día, uno que marco el “presente”, ir por otro camino pude observar con mis propios ojos que la gente seguía siendo distinta pero, con la misma realidad y la misma expresión; demasiada tristeza, a mí parecer.

>>Hasta que, por extraño que parezca, deje de observar a las personas y miré hacia el frente, ahí estabas tú. Y volviendo a mi primer punto, tal vez para ti hubo fuego y llamas y más llamas pero, para mí, hubo un silencio entre mis pensamientos, por primera vez. El mundo, dejo de ser blanco y negro, negro y blanco, y paso a ser cálido, vivo. Y la realidad dejo de importarme tanta.

Frunzo el entrecejo, confundida.

-No entiendo.

Él sonríe.

-Tú le diste a mi mundo y a mi realidad vida.



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En el texto hay: amor juvenil, amor, amor decepcion dolor juvenil

Editado: 18.11.2018

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