Little Stories

Huyendo

Jadeaba, sus piernas no dejaban de temblar, ninguna parte de su anatomía se salvaba del dolor. Su cuerpo se veía completamente rojo, pero no era sólo aquel vestido denso y brillante que por tanto tiempo había anhelado, su piel también estaba roja. Era sangre. Por eso corría.

Había matado a aquel hombre que rondaba los cincuenta años, aquel hombre que la había comprado a su tío hace cinco meses. Había matado a aquel hombre que la violaba cada noche, aquel hombre que la embarazó y que cuando lo descubrió la apuñalo hasta asesinar a ese pequeño ser de luz que ella ya tanto amaba.

Esa tarde, con un río de sangre que brotaba de su vientre y corría por sus piernas, le prometió a su hijo venganza, no sólo por él, sino también por ella. No se merecía esa realidad. Ella sólo quería amar y ser amada, formar una familia, ser feliz cumpliendo sus sueños. Y si la atrapaban esos sueños se desmoronarían.

Por eso corrió sin parar, en la inmensidad de la noche en el bosque, nunca paró.

Era ya de día cuando vislumbró un claro y se acercó lentamente corroborando estar sola y se sumergió, dejando ver nuevamente su pálida piel y cabello blanco como la nieve.

Una vez limpia siguió con su camino, hasta que llegó a un pequeño pueblo. Comenzaba a avanzar hacia una pastelería, su estómago rugía, cuando por el rabillo del ojo vio a su tío, comenzó a dar marcha atrás pero chocó con un hombre y solo pudo decir cuatro palabras.

—Por favor ayúdeme, escóndame.



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En el texto hay: drama, amor, macabro

Editado: 14.08.2021

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