Lizäri

Capítulo: Bosque Brumar

Otro día comienza y los jóvenes Soldados se encuentran reunidos en la plaza central, esperando que los superiores se aboquen y ordenen nuevas tareas. Todos están presentes, incluidos los superiores, Tyron, Albany, Greta y Vargaz.

—Cualquiera piensa que es un buen tipo —murmura el joven huargen.

Denathal lo escucha y mofa un poco.

—Personas como él, no tienen nada en el corazón, si es que tiene uno.

—¡ATENCIÓN, SOLDADOS ARCANOS! —pronuncia a gran voz el Rey Bryan

—¡Si Señor!

—Ya que estamos todos reunidos en esta plaza, les tengo una nueva tarea, que será de nivel tres.

—¿Nivel tres? —murmuran algunos aspirantes.

—Sí, será una tarea de nivel tres, que consiste en... adentrarse al bosque del Norte Brumar.

—¡Al Bosque Brumar! —exclama algunos jóvenes de las filas.

—¡CÁLMENSE! —vocifera el Rey—. Como Soldados Arcanos, deben aprender y estar listos para enfrentarse a cualquier reto y problema que pueda ocurrir. Dentro del bosque pueden encontrar miles de cosas, criaturas y animales salvajes, exóticos. ¡PERO! —aclara, a gran voz, el regente de la aldea—. Su tarea principal es entrar a un calabozo que está a unos 1000 kilómetros dentro del mismo bosque, llamado Calabozo Netherita.

Los presentes quedan atónitos por la siguiente tarea a realizar, no saben que es lo que pueden encontrarse allí dentro y sienten temor de todo.

—Majestad... —levanta la mano el joven Tián.

—Diga, joven cazador.

—¿Cuáles son los objetivos? Imagino que hay algo especial dentro de ese calabozo.

—Claro que sí, joven. La copista Kira y el joven aprendiz Newell, les estarán entregando los pergaminos con los jefes de dicho calabozo.

Los jóvenes van rotando los pergaminos a sus respectivos capitanes, esta vez Tián se siente satisfecho por una tarea de tan alto nivel, por lo que no cede el pergamino a nadie. Los compañeros de los demás grupos se unen para observar el contenido de estos, mientras el Rey sigue explicando.

—Este es uno de los calabozos más calmados, en su futuro, conocerán peores. Pero, para iniciar deben aprender cómo trabajar en grupo, usando sus esencias a la misma vez que sus habilidades raciales y el uso de su arma, en el caso de los que la usan.

»El primer jefe, Abejorro punzante, a pesar de su nombre no lo subestimen, tienen una mecánica muy complicada de entender, deben analizar sus movimientos y armar estrategias que sean funcionales. Recuerden, TRABAJEN JUNTOS...

»El segundo jefe, Cuellilargo. Un jefe bastante problemático, irritable y en su momento, puede confundirte.

»El tercer y último jefe, Pezuña del lodo. Para finalizar este jefe, le encanta el agua y en ella se maneja muy bien. Mucha precaución, espero mucho de ustedes. En esta ocasión, Vargaz será el encargado de ustedes, pero solo ustedes podrán entrar y salir victoriosos de este calabozo.

* * * * * * *

Ya terminada la reunión, los jóvenes se encuentran hablando con sus respectivos compañeros, algunos anonadados, otros felices por tal tarea y en el caso de Tián, muy seguro de sí. Lizari por su parte conversa con sus amigos, quienes siempre se reúnen para hablar y entenderse.

—Vaya misión. ¿Cómo haremos esto? —dice el joven Renfaz.

—Sí que me tomó por sorpresa, no sabía nada de esta tarea —menciona el príncipe.

—Será complicado, pero lo lograremos, hay que seguir indicaciones y las recomendaciones del pergamino —habla el joven vampiro.

—Me da un poco de susto —queja la joven enana Narva.

—No nos quejemos, para eso elegimos ser Soldados, debemos estar preparados para todo —alienta la joven Jena.

Denathal escucha mientras lee con atención el pergamino.

—Primer jefe, Abejorros punzantes... —deja de hablar y lee en su mente para analizar con mayor facilidad—. Mecánicas, pero no dice nada más.

—Seguramente esperan que descubramos eso nosotros mismos —dice el joven huargen que está sentado en un banco, más atrás de los demás.

—¿Cuándo debemos iniciar? —cuestiona Lizari.

—No dijeron nada —responde Vía.

El joven vampiro cierra el pergamino, guardándolo dentro de su ropaje y levantándose de donde estaba sentado.

—Vargaz es nuestro encargado, ¿no? —pregunta el vampiro

—Sí, creo que nos escoltará... —dice Edmund

—No lo creo. Se me hace que ya deberíamos estar en el calabozo —sugiere Jena, la joven elfa.

—¡Ay no, vámonos! ¡El rey no dijo nada de escoltarnos! —expresa la joven cazadora, tomando su arma y caminando hacia la salida Norte, siendo seguida por los demás compañeros y amigos de otros equipos. Uno de los jóvenes magos se acerca a Lizari, para saludarla y presentarse.

—Hola Lizari...

—¿Hola? ¿Eres Nolan? —pregunta la joven.

—Sí, un gusto, Nolan Lagos.

Lizari se frena al momento de escuchar lo último dicho por el mago. Antes había escuchado ese apellido por la maga Daerys,

—¿Dijiste, Lagos?

—Si... —dice el joven humano un poco extrañado, este posee un color de ojos verde, un poco más oscuros a los de la joven Lizari—. ¿Cómo te sientes con esta nueva tarea?

—Ay, un poco asustada pero me gusta, sé que será una gran experiencia. Solo espero que todo salga bien —sigue caminando hacia el lugar de la tarea, siente una sensación de hormigueo en el estómago, como calambres que van incrementando.

—Cualquier cosa, dime —dice Nolan, mientras se agrupa con sus compañeros de equipo.

Lizari asiente con una pequeña sonrisa, siguiendo su rumbo al calabozo Netherita con sus compañeros y amigos.

Mientras tanto en el castillo del Rey Peters, los superiores y generales van conversando, entre ellos Albany quien está pensativa por la tarea que él Rey ha dispuesto.

—¿No crees que sea muy pronto para un calabozo? —cuestiona Greta.




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