Llama de Incertidumbre

Capítulo 0

Un amor de la A a la Z

Solo era un amanecer

sin cicatriz.

Tomé la mano de Addison y sentí la adrenalina correr por mis venas, aquel solo era un día más en mi vida, porque nos queríamos demasiado como para ser amigos, pero tan poco para ser algo más.

Se acabó…

El cuerpo sin vida de Jean yacía en el frío piso de mármol, la sangre era evidente debido al blanco del piso y las paredes.

¿Arrepentimiento? ¿Culpa?, decepción, era la único que podía sentir en ese momento, decepción de no haber terminado la caza como se merecía, con la satisfacción en mis ojos al ver la reacción del cuerpo antes con vida de mi amigo mientras la besaba.

Envolví nuestros labios en un beso desesperado, nuestra respiración se acompaso y quería hacerla mía en ese momento, mandar mi autocontrol a la mierda.

Sus manos subieron a mi cabello jugando con él, mis manos recorrieron sus caderas centímetro a centímetro dirigí mis labios a su cuello mordiendo su piel de vez en cuando.

—Te amo —susurro en mi oreja, lo supe desde ese momento en el que sus ojos azules hicieron contacto con los míos, esto se había salido de control.

Sonreí sin que la sonrisa llegara a mis ojos, Addison no me obligaría a responderle, la solté mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, lleve mi mano dentro de mi chaqueta y desenfunde la pistola aprovechando que su mirada se perdió en el suelo.

Levante el arma apuntándole a la cabeza, sintió mi movimiento debido a nuestra cercanía, sus ojos viajaron de mi al arma y luego a mi otra vez.

Rompí esa promesa que le hice cuando éramos unos niños.

Al presionar el gatillo, la sangre apenas y broto de la herida, su cuerpo cayó al suelo acompañado de un ruido sordo.

Sentí como una oleada de éxtasis recorría todo mi cuerpo, observé un rato más los dos cuerpos que yacían junto a mis pies.

Abrí la puerta de mi oficina, contemple con atención el salón que se abría paso frente a mi y el aire inundo mis pulmones.

En mis ojos se reflejaban las llamas bajo las que ardían las dos casas que me vieron crecer.

Bajo las cenizas se escondían las respuestas a todas las preguntas, pero en la superficie reinaba la incertidumbre.

Fin.




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