Contestó el teléfono y empezó igual que la otra noche, con ruidos extraños de interferencias y una suave respiración, Krista contuvo la respiración no le gustaba esa situación pero recordó las palabras del policía debía estar el máximo tiempo posible al teléfono si quería saber quién era la mente detrás de todo esto.
Pero algo despertó el interés de Krista durante esta llamada algo era diferente, entre cada interferencia parecía que había un ruido de fondo, como si fueran palabras entrecortadas que se mezclaban con el ruido de las interferencias.
Intento poner más atención en las palabras pero solamente se escuchaban sonidos en un idioma extraño, nada tenía sentido y en su mayoría eran gritos o sonidos extraños, parecía sacado de una película, sin embargo no conseguía entender nada. Pero finalmente, de entre todo ese caos pudo escuchar una voz, la misma voz que había hablado la noche anterior, pero esta vez pudo oír algo más de lo que había escuchado en la otra llamada “No salgas del apartamento o morirás”
Esas palabras recorrieron el cuerpo de Krista, algo así le había mencionado Jane esa noche cuando fue a casa de sus padres a medianoche chillando como una loca, el mero hecho de recordar lo que paso la asustaba, sentía las taquicardias del corazón que se aceleraba sin control, la respiración se hizo más pesada como si el aire se estuviera acabando haciendo que cada respiración sonara más fuerte, las piernas le temblaban hasta el punto de hacerla caer dejando el teléfono colgado del hilo, cálmate, cálmate se repetía una y otra vez pero no era suficiente, las imágenes del incidente se repetían aleatoriamente en su mente sin control, y aunque cerrara los ojos e intentará pensar en otras cosas nada servía las imágenes seguían clavas en su mente.
Decidió dejar que las imágenes del incidente se relevaran por completo, sin resistirse, hacía casi seis meses, ella se había mudado de su apartamento a casa de sus padres, el acoso de Jane la había obligado, en parte por vergüenza de los múltiples accidentes que había ocasionado en su apartamento y el malestar que sentían los vecinos cada vez que ella se ponía a chillar enfrente de su portal, y en parte por miedo a estar sola y que ella pudiera entrar y matarla, esperaba lo peor de ella había demostrado que estaba mentalmente inestable, así que decidió por el bien de ella y de sus vecinos quienes la miraban con cara de odio aunque no fuera culpa suya, ellos la culpaban del ruido y el malestar ocasionado en la comunidad, así que cuando se fue todos respiraron tranquilos.
Había renunciado a la intimidad que da un piso propio a su propia independencia y autosuficiencia para volver al nido familiar, a la comodidad de casa donde su madre cocinaba y mantenía limpia la casa, donde su padre limpiaba el coche y de paso le daba un mangerazo al suyo, todo lo que se rompía, su padre lo arreglaba, ella intentaba ayudar en todo lo que podía, pero estaba claro que sus padres, quizá como todos los padres eran como superhéroes que en poco tiempo lo hacían todo bien y perfecto y ella pues, estaba en proceso de intentar solucionar su vida.
Ellos nunca le habían reprochado nada, es más se alegraban de que volviera a casa habían pasado unos meses desde que no les había visitado, exactamente los mismos meses desde que Jane decidió arruinarle la vida, y como no podía ser de otra manera, también intentó arruinarle su momento familiar.
La noche de los viernes, también conocida como la noche de las películas, era una tradición de la familia Dunaway desde que era pequeña, después de cenar jugaban a adivinar qué película verían esa noche, cada viernes cada miembro de la familia elegía una película y a través de gestos el resto de la familia intentaba adivinarla, si la adivinaban quedaba descartada pero si nadie la adivina esa película sería la que posteriormente, verían en el televisor.
A media noche un ruido estridente procedente de la puerta paralizó la visualización de la película. Los tres miembros de la familia acudieron a la puerta para saber quién estaba llamando, Krista tuvo una corazonada, o quizá la experiencia de otros incidentes previos, la hicieron consultar la mirilla antes de abrir la puerta y ahí la vio de pie con esa mirada de odio y esa boca desencajada de la rabia o frustración obsesiva que le tenía.
-¡Krista abre la puerta tenemos que hablar! –grito Jane enfurecida desde el otro lado de la puerta.
-Llamaré a la policía, ¡vete de una vez Jane! Estas loca –grito Krista sin abrir la puerta con el teléfono en mano dispuesta a llamar a emergencias.
-Tenemos que hablar Krista, como no abras tiraré la puerta abajo –amenazó Jane sin importarle si la policía venía o no.
Krista temblaba y lloraba porque sabía que si Jane había conseguido la dirección de sus padres, que nadie de su entorno tenía ni la más remota idea de dónde vivían, era porque la había seguido todo este tiempo y por consiguiente, ya no estaría segura en casa de sus padres, ni en ninguna parte y eso la aterraba.
La policía vino y arresto a Jane, solamente cuando la policía la tenía esposada, Krista abrió la puerta de casa, quizá no tenía que haberlo hecho pero necesitaba ver a Jane arrestada quizá necesitaba verlo con sus propios ojos para creerlo, que estaba a salvo al menos temporalmente, pero quizá eso fue la gota que colmó el vaso al menos para Jane, la cual no reacciono bien al verla.
-¡Te mataré Krista, algún día te encontraré y te mataré nunca te perdonaré esto, no has querido hablar y no lo vas a hacer nunca más! –grito como una desquiciada Jane mientras era reducida por los agentes y metida a la fuerza al coche policial.
Editado: 29.03.2021