Llamada al amor

Capítulo 1: Jake

—¿Y qué tal la oficina?

Volteo hacia mi amigo Gideon y le brindo una sonrisa.

—Amplia, luminosa y la mejor parte es que mi departamento está a solo una puerta. Lo mejor de los dos mundos.

—De nada.

—¿Tú qué hiciste?

—Yo encontré el lugar. Bueno, Natasha lo hizo por pedido mío.

Palmeo la espalda.

—El matrimonio te ha sentado bien.

Sus ojos se iluminan, lo que indica que está pensando en su amada esposa.

—No me puedo quejar. Tengo una esposa maravillosa, una hija increíble y tendré otro hijo dentro de seis meses. Todo lo malo quedó atrás.

—Me alegro por ti.

—¿No te interesa unirte al mundo de los casados?

Rasco mi barbilla riendo.

—No, para nada. No todos estamos hechos para el matrimonio.

—Eso decía yo antes de Nika y Regina.

—De momento, lo sigo diciendo.

—Me alegro de que hayas decidido mudarte definitivamente a Victoria. Es un buen lugar.

Me encojo de hombros y me arrimo al enorme ventanal desde donde se puede ver toda la ciudad.

—Mi mamá se mudó a Florida y con todo lo que pasó con tu primo, ahora que mi hermana descansa en paz y la venganza quedó en el olvido, un cambio de aires venía bien. Te tengo a ti como cliente y a otros más que son de Vancouver o de aquí. Conservo algunos de Nueva York a quienes puedo asesorar desde aquí sin problemas.

—A ti nunca te gustó Nueva York.

—Es cierto. Me quedé por mi madre y por nuestra venganza, pero ahora que ella está feliz en una residencia en la playa y la venganza quedó en el olvido, puedo seguir mi camino—me arrimo al pequeño refrigerador, lo abro y frunzo el ceño—. ¿Nada de beber?

—No te llené la despensa. No soy tu sirvienta. Ven, vamos a cenar a casa. Regina quiere jugar con su nuevo tío favorito.

Acepto porque su esposa cocina muy rico y adoro a la pequeña Regina. Me tomó cariño rápido y eso me sorprendió más que a sus padres.

Dicen que la compré prestándole atención a lo que me contaba y con los dulces que le llevé la primera vez.

Es una niña muy inteligente, curiosa y una mezcla perfecta de Gideon y Nika, tanto en el físico como en la personalidad. Es defensora de las injusticias y eso me agrada mucho. Y es muy protectora con sus padres. Que ninguna mujer se atreva a mirar con deseo a su papi porque ella les enseña cual es su lugar y deja claro que su papi es de su mami.

Gideon me entrega las llaves de mi nueva casa/oficina, subimos a su auto y hablamos sobre el último juego de los yankees mientras conduce. No hay dudas de que el amor lo cambió por completo. Ya no hay rastros del hombre lleno de rencor, cerrado y amargado que conocí al principio. Ahora es un hombre feliz con su vida.

Apenas llevo dos días aquí y ya me gusta. Me enamoré de la ciudad un año atrás cuando vine para la boda de Nika y Gideon. Me tomó un tiempo aceptar la oferta de mi amigo y poner en orden mis asuntos para poder mudarme.

Es bueno contar con buenos amigos como Gideon y Nika como apoyo, pues soy igual de desconfiado que Gideon con las personas que permito entrar en mi vida.

Me he acostumbrado a ir a mi propio ritmo, a no dar cuentas de nada a nadie y terminé enamorándome de mi independencia, lo que me lleva a no desear una relación estable, pues cuando tienes una, tienes que ceder en muchas cosas para que las cosas funcionen y eso es algo que me cuesta.

Apenas entramos en la casa, Regina aparece por el pasillo como un torbellino con la perra adoptada y revoltosa detrás de ella. No sabemos que raza es, una mezcla de algunas razas y la eligió Regina. Gideon casi se muere cuando llevó a su hija al refugio de animales y esta eligió a una de las perras más feas y revoltosas del lugar, pero no pudo decirle que no.

—¡Tío, Jake! —grita tirándose a mis brazos.

Gideon cierra la puerta.

—Claro y tu padre no importa.

Ella se aparta y abraza a su padre. Me agacho a acariciar a la perra que se ha tirado panza arriba en busca de cariño humano.

—Papi, a ti te vi en el desayuno. Al tío Jake no—toma mi mano—. Ven. Mami está terminando el almuerzo y tomándose una copa de vino con la tía Naila. Voy a tener una hermanita o hermanito. ¿Sabías?

—Sí, felicidades. ¿Quieres que sea niño o niña?

Hace una mueca y se encoge de hombros.

—Me da igual. Lo que importa es que sea sano. ¿Verdad, papá?

—Así es.

En la cocina encontramos a Nika metiendo algo en el horno y a su hermana sentada con una copa de vino en la mano. Ella voltea hacia nosotros y sonríe.

Naila es muy guapa y sentí deseo por ella desde que la conocí en la boda de Gideon y Nika, pero en ese momento ella estaba pasando por una crisis de identidad o algo así, estaba en terapia y lo último que buscaba era un hombre. Estuvo presente como buena hermana, sonriente y apoyando a los novios, pero manteniendo la distancia de casi todos sin prestar atención. Tuvo el descaro de “emparejarme” con Luke, el amigo gay de Nika, quien es bastante agradable cuando no intenta coquetear conmigo. Al final, bailé un momento con él para hacerlo feliz y él me ayudó a que bailara con Naila un momento. Le dije que me parecía muy guapa, me dio las gracias y no volvió a hablarme. No quise preguntarle a Nika sobre ella, pues estoy al tanto de su pasado y le ha costado dejarlo atrás.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.