Llamada al amor

Capítulo 3: Jake

—¿Seguro estás bien, mamá? ¿No necesitas nada?

—Estoy mejor que nunca. La residencia es fantástica. Lo único que necesitaría es un cuerpo fuerte que me sacuda en la cama y que te casaras y me dieras nietos.

Hago cara de asco ante la imagen de mi madre siendo sacudida en la cama. No puedo con eso.

—Haré de cuenta que no entendí lo de la sacudida y te diré que no está en mis planes darte una hija política y nietos. Pensaba que ya me habías dado como causa pérdida.

—Nunca se sabe.

—No va a pasar. Lo siento.

Resopla.

—Está bien mientras seas feliz.

Naila entra en ese momento y se siena frente a mí.

—No te preocupes, mamá. Debo irme. El trabajo llama.

—Está bien. Ven a visitarme pronto y espero que lo hagas con una mujer.

Mi madre está obsesionada con verme con una mujer. Su temor es que llegue a viejo solo sin que nadie se preocupe por mí. Ella suele decir que no podría haber soportado la muerte de mi padre y de mi hermana si yo no hubiera estado con ella.

Aun así, sigo prefiriendo estar solo. Ya una vez entregué todo de mí y terminó mal para mí. Pronto entendí que la soledad y los placeres sexuales sin compromisos son una mejor opción.

—Te visitaré pronto, lo prometo, en cuanto me acomode. Te quiero.

—Y yo a ti.

Finalizo la llamada y centro la mirada en la mujer guapa de mis fantasías.

—Tienes buena relación con tus padres.

—Mi padre está muerto, aunque tenía buena relación con él. Mi madre es buena madre y nos llevamos bien mientras no vivamos bajo el mismo techo.

Baja la mirada.

—¿Por qué mientras no vivan bajo el mismo techo?

—Porque es de las madres entrometidas que se mete en todo.

—Yo tuve un buen padre y no lo disfruté por dejarme influenciar por mi madre. Luego de las terapias entendí que ella no fue buena madre, solo una manipuladora nata que necesitaba a alguien para controlar.

—Mira el lado bueno, ella ya no está en este mundo y tienes dos buenas hermanas y una sobrina encantadora.

—¿Tú no tienes hermanos?

Tenso la mandíbula.

—No, no tengo—extiendo la hoja de cálculo que acabo de imprimir—. Volviendo al trabajo, los números no están mal. Creo que con una pequeña remodelación y más publicidad podrías retomar las ventas y mantenerlas.

—Estaba pensando en eso. Agarré uno de los vestidos nuevos y los combiné con una chaqueta antigua. La chica que vino quedó encantada y se llevó todo después de probarse el atuendo con un par de accesorios que tengo. Dijo que se iba a tomar una foto en su casa para ponerse el calzado adecuado y la subirá a sus redes. Le gustó que fuera sincera y no quisiera venderle algo solo para vender.

—¿En qué fuiste sincera?

—Se probó un vestido que no iba bien con su figura porque tiene caderas grandes y pechos pequeños. Ese vestido la opacaba, así que le mostré otro más adecuado a su cuerpo y le encantó.

—Eso es bueno.

—Yo fui compradora y odiaba cuando las vendedoras me halagaban diciendo que algo me quedaba bien cuando me quedaba mal o me quería vender lo más caro. No quiero ser ese tipo de vendedora.

—Vendedora y asesora de imagen. Creo que todo te queda bien.

Ríe.

—El punto es que cuando la chica dijo de subir su foto con la ropa a las redes y etiquetar la tienda, se me ocurrió que podría intentar hablar con alguna influencer que estuviera interesada en promocionar mi ropa. Le podría dar algo de ropa a cambio que haga publicidad.

Me levanto con una sonrisa.

—Esa es una excelente idea.

—Ya me hice una idea de como organizar mejor la tienda. No hice mucho para conservar el aspecto original y entiendo que eso debe cambiar…

Mientras habla, la observo. Me parece demasiado guapa y simpática para asociarla con la Naila caprichosa, egoísta y mala hermana del pasado que me comentó Gideon tiempo atrás.

Me alegra no haberla conocido en aquella época porque sería difícil apreciar el cambio completo que dio.

Yo no puedo juzgarla porque no soy perfecto, he cometido muchos errores en mi vida. Siempre digo que si hubiera sido un buen hermano mayor, mi hermana no habría llegado a los extremos de consumir drogas, si hubiera prestado atención a las personas con quienes se rodeaba, podría estar viva, pero estaba demasiado enfocado en una mujer que no valía la pena, una que jugó conmigo y me dejó apenas vio que no podía seguir controlándome, a partir de ahí todo se fue abajo, una muerte tras otra y mi prioridad se volvió la venganza, el trabajo y mi madre. Aunque ella demostró ser más fuerte de lo que imaginé y salió adelante luego de mucha terapia.

Una mano se mueve frente a mis ojos y me saca de pensamientos.

—Lo siento.

—Te me quedaste mirando.




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