Llamada al amor

Capítulo 11: Jake

Me quedo mirando la ventana sin poder enfocarme en el trabajo. Ayer estuve todo el día en casa solo y sentí algo extraño al pensar en Naila. Me sorprendió mi deseo de estar con ella y Regina en el parque o en la piscina.

La niña se robó mi corazón con su dulzura, inteligencia y palabras sin filtros cargadas de inocencia. Y no puedo negar que me gusta pasar tiempo con Naila. Ella no es como las mujeres que he conocido y eso me tiene algo loco.

No puedo pensar en ella más allá del sexo porque yo no quiero volver a tener una relación y Naila tampoco está abierta a una.

Tal vez debería dejar de pensar tanto y solo dejarme llevar. No estaría mal salir con ella en una especia de cita para conocernos más. Puede que al final nos veamos solo como amigos y terminemos todo.

Aunque la deseo y no recuerdo haber deseado una mujer tanto como Naila, ni siquiera a mi única exnovia.

Todo es demasiado confuso.

Miro la hora y me levanto. Naila debe estar en su tienda, hoy iba la influencer a ver su tienda, aunque no sé la hora, sin embargo, puedo pasarme para saber como fue o darle ánimos, pues estaba un poco insegura pensando que a la influencer podría no gustarle o no interesarle promocionar la tienda.

Mia aparece en ese momento.

—Jake, ¿te pido el almuerzo?

—Sí, pide almuerzo para dos—no tengo idea cual es la comida favorita de Naila—. ¿Conoces algún lugar mexicano donde puedas pedir?

Ella sonríe.

—Sí. Es mi comida favorita. Hay un lugar que hacen unos tacos espectaculares.

—Perfecto. Pide para dos, te dejo elegir el relleno, pero que no sea demasiado picante.

—Yo me encargo.

Mientras ella se ocupa de la comida, me siento de nuevo al momento que me llega un correo electrónico. Lo reviso y frunzo el ceño. No puede ser que Cole se vaya a casar, apenas lleva unos meses saliendo con la abogada que conoció en un juicio.

Le escribo a Naila y a Cole.

Jake: ¿Te vas a casar, Cole?

Jake: ¿Estás ocupada, Naila? ¿Has almorzado?

Cole es de los que se casa y prefiere una relación formal antes que casual, pero lleva unos seis meses saliendo con esa abogada. ¿No es rápido? No conozco mucho a gente que se casa dado que soy antisocial.

Mi celular suena.

Cole: Sí. Amo a Rachel. La boda será sencilla con amigos y familia aquí en Nueva York. Espero asistas ya sea solo o con acompañante. Gideon y Nika asistirán.

En dos meses Cole se convertirá en esposo de alguien y aunque me parece que es pronto, él es quien se casa y sabe lo que hace. Si él es feliz, yo debo alegrarme.

Jake: Felicidades. Claro, ahí estaré.

No conozco a su prometida, apenas la vi una vez. Es una abogada de otra firma que se enfrentó a Cole en la corte, para cuando el juicio terminó, los dos intercambiaron números y comenzaron a salir. Bueno, al menos se entienden. Gideon mencionó que es buena persona y es ideal para Cole.

¿Por qué para algunos es fácil enamorarse y decidir casarse y para otros no? Naila me preguntó el motivo por el que huyo del compromiso y no pude contarle sobre mi exnovia o como mi alma se rompió un poco más con la muerte de mi hermana. No me gusta tocar esos temas y ni Gideon sabe acerca de mi ex. Nadie lo sabe, salvo mi madre, a quien debo visitar.

Mi celular vuelve a sonar y esta vez es la castaña que no quiere salir de mi mente.

Naila: Con los nervios de punta. La influencer vendrá en dos horas y si le gusta, hará un vivo y algunas fotos hoy mismo.

Jake: Todo saldrá bien. ¿Has comido?

Naila: ¿El café cuenta?

Me río.

Jake: No. Tengo una reunión cerca de tu tienda y pedí comida mexicana. Puedo pasar.

Naila: No tienes que molestarte.

Jake: Somos amigos. Los amigos hacen esas cosas.

Naila: Me gusta la comida mexicana desde que Assia me hizo probar todo lo que mamá no me dejaba comer.

Jake: Voy para allá.

Maldigo en mi mente porque la madre de Naila era una bruja y ella odia haberse dejado manipular por ella, muy diferente a sus hermanas que nunca le hicieron caso. Si no fuera el caso, Naila no sería tan insegura.

Me levanto, agarro las llaves de mi auto y mi celular. En ese momento llega el repartidor con la comida, justo a tiempo.

Mia agarra las bolsas y yo me encargo de pagar.

—Pedí tacos de pollo. Son los más ricos y pedí tres tipos de salsas aparte para decidir si quieres colocarle a los tacos o no.

—Gracias, Mia. Eres muy eficiente.

—Trato de serlo.

—¿No pediste comida para ti?

Borra la sonrisa.

—Pensé… Pedí bastante para dos…

—Si, te pedí para dos porque comeré con alguien.




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