capitulo 14: catarsis.
Hunter.
El ambiente en la habitación se volvía cada vez más denso. El beso entre Emilia y Benji era el catalizador de algo mucho más grande, algo que ninguno de nosotros podía prever. La forma en que se miraban, cómo se entregaron al beso sin dudar, me hizo sentir una punzada en el pecho. Algo dentro de mí, algo que había intentado suprimir, resurgió con fuerza.
Elissa, a mi lado, se quedó quieta. No dijo nada, pero la tensión era palpable. Podía ver la incomodidad en su rostro, pero también algo más, algo que no era tan fácil de descifrar. Quizás la misma confusión que me embargaba a mí, ese conflicto que ni siquiera el beso que acabo de presenciar pudo aclarar.
Cuando Emilia y Benji finalmente se separaron, sus respiraciones entrecortadas llenaron el espacio. Los dos se miraron, y por un momento, fue como si el tiempo se hubiera detenido. La química entre ellos era innegable. Y en ese momento, me di cuenta de algo: lo mio con Emilia habia sido una completa y total estupidez. Ellos jamás deberían separarse, nacieron para estar juntos.
Elissa
El beso entre Emilia y Benji fue todo lo que todos estábamos. Los vi besándose con una pasión que me hizo entender simplemente había estado buscando algo que no podía ser.
No podía dejar de mirarlos. Aunque trataba de disimularlo, el dolor en mi pecho era palpable. Mi mente no dejaba de darle vueltas a lo que estaba viendo: el beso no solo era una muestra de lo que Benji sentía por Emilia, sino también una revelación de lo que yo había hecho mal. Mis sentimientos por Benji, aquellos que siempre creí tan profundos, tal vez no eran lo que yo pensaba. Quizás había idealizado todo, viéndolo como alguien que podría llenarme los vacíos que arrastraba desde siempre. Pero el amor no es una solución para los vacíos internos. Y lo supe en ese preciso instante.
Emilia se apartó de Benji al principio estaba feliz pero luego que Benji clavo su mirada en mi, a Emilia se le lleno el rostro de rabia, y mi corazón se hundió aún más. Ella estaba claramente molesta, y no podía culparla. ¿Cómo no iba a estarlo? Todos estábamos metidos en esta confusión, en estos líos emocionales que nadie pedía, pero que de alguna forma se habían ido tejiendo con el tiempo.
Benji parecía triste, su mirada perdida en el suelo, y eso solo me dolió más. No quería que me viera sufrir. Sabía que lo que había pasado entre nosotros había sido un error, pero no podía evitar sentir que él también se arrepentía, que tal vez deseaba que las cosas fueran diferentes.
Hunter, como siempre, no pudo evitar hacer un comentario en tono de broma, tratando de aligerar la tensión.
—Joder, Elissa, ¿porque lo miras asi? ¡Soy tu futuro esposo, no lo necesitas!—dijo con una sonrisa juguetona. Luego, alzó la mano como si pretendiera poner un freno a la situación luego miro a Benji—. No mires así con pena a mi futura esposa, ella no te necesita.
Yo no pude evitar fruncir el ceño. No era el momento para bromas, pero Hunter parecía incapaz de evitarlo. Emilia, por otro lado, estaba al borde de levantarse, claramente molesta.
—No —intervine rápidamente—. Espera, no huyas otra vez. Hay que hablar. No es lo que parece.
Emilia se giró, mirando con desconfianza. Quería irse, eso era claro, pero Maya y Nathan, que habían estado observando en silencio, intervinieron.
—Escúchala, Emilia —dijo Maya, dándole un empujón suave en su hombro—. Deberíamos escuchar lo que tiene que decir.
Nathan asintió, su expresión seria pero comprensiva. Emilia titubeó por un momento, pero al final decidió quedarse.
Benji, por su parte, no podía dejar de mirarme con nerviosismo. Yo sabía que su alma estaba hecha pedazos, pero no era el momento para que se preocupara por mí. Ya había bastante caos, no quería que él se sintiera aún más culpable de lo que ya se sentía.
Y Hunter, bueno, él estaba mirando a todos con una mezcla de celos y frustración. No me miraba con esa confianza de siempre, había algo en sus ojos que me hacía pensar que no le gustaba nada lo que estaba pasando entre Benji y yo. Pero el no entendía nada, nadie entendía solo yo y debía explicar.
Era el momento de hablar, de aclarar las cosas, de no dejar que todo esto quedara flotando en el aire sin respuesta como siempre.
—Emilia —comencé, mi voz temblando un poco— Cuando me conociste, no sabías nada de mí. Yo era solo la chica de los hospitales, la enfermera que a veces estaba en la sala de espera cuando los pacientes se morían o mejoraban. La chica que siempre estaba cuidando de Benji cuando Ustedes se separaban. Pero lo que no sabes, y lo que no sabe nadie es que esa chica de fachada dura nunca tuvo una familia, ni un hogar, ni un lugar al que ir. Y lo peor de todo, es que esa chica nunca aprendió lo que es el amor verdadero.
Tomé aire, dejando que las palabras fluyeran desde un rincón profundo de mi ser.
—Mi madre… era drogadicta. No conocí a mi padre. A los diez años, mi madre murió frente a mí por una sobredosis. Después de eso, pasé de una casa de acogida a otra, pero ninguna me dio lo que necesitaba. Ninguna me dio lo que siempre quise: amor. Yo no sabía lo que era amar a alguien y ser amada de vuelta. No sabía lo que era una familia. Y cuando conocí a Benji, cuando lo vi por primera vez, pensé que podía ser eso, que podría ser la familia que nunca tuve.
Miré a Benji, viendo cómo su rostro reflejaba una mezcla de sorpresa y tristeza. Él no lo sabía. Nadie lo sabía. Pero él fue mi primer amigo, y en ese momento de mi vida, un buen amigo era todo lo que podía pedir. Pero cometí el error de pensar que mi amor por él, ese amor que se convirtió en una especie de necesidad, lo haría feliz. Pensé que podía darle algo que necesitaba, que en su corazón vacío encontraría mi lugar.
—Me enamoré de todo lo que Benji era. De su bondad, de su lucha por lo que amaba, de su corazón puro. Y pensé que si estaba con él, podría ayudarlo a sanar, como lo había hecho con tantos otros. Pero me equivoqué. No lo hice por amor, lo hice por mi propio vacío. Pensé que podía salvarlo, como si yo misma pudiera ser la respuesta a algo que ni siquiera entendía bien.
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Editado: 24.03.2025