Capítulo 16: contraste del pasado vs el futuro
Benji
Me desperté antes que Emilia, atormentado por la misma pesadilla que lleva tiempo robándome los sueños:
"estamos celebrando el cumpleaños número dos de Milán, los Taddley y los Cleverth reunidos en un mismo espacio. Dustin y Peter mirándose de manera cómplice, y mi madre nuevamente con un moretón en la cara. Mi hermano menor Anthony, de 13 años, tiene una mirada perdida, como la de alguien quien no quiere saber nada. Rubí mi hermana está sentada junto a su marido, con una sonrisa fingida mientras me mira preguntándome qué voy hacer al respecto. Olga Taddley, la madre de Emilia y la mejor amiga de mi madre, le dice en voz alta que debe ser más cuidadosa, que esa caída ha sido muy fuerte, inocente se lo que realmente ha pasado. Edward Taddley el padre de Emilia cambia el tema radicalmente para hablar de lo orgulloso que está de Dustin quien en unos meses se gradua de la universidad, y quien ya tiene una novia. Peter sonríe y felicita a Edward Taddley por su hijo, luego se dirige a mí se forma despectiva, como el músico tarado. Emilia se levanta rabiosa y me defiende. Peter se queda en silencio al ver la cara de angustia de Dustin. La tia Grace calma a Emilia sin ningún resultado. Tengo que intervenir diciéndole que no arruinemos el cumpleaños de nuestro hijo. Peter se dirige otra vez a mí para decirme que Milán no es mío, es el hijo de Kilyan y que por mucho que me esfuerce terminará con su padre. Pierdo los papeles y lo golpeó. Me lo devuelven. Mi abuelo se levanta angustiado, Antón interviene y nos separa. Peter comienza a escupir mierdas se mi, Rubí se levanta harta de todo y le revela el secreto de la relación secreta de Dustin con mi padre, y sus maltratos a mi madre. Todo se vuelve un caos. Una guerra entre los Taddleys y los Cleverth se desata y la mirada de Emilia buscando consuelo en la mía, no puedo dárselo porque yo lo sabía y se lo he ocultado..."
Ese maldito sueño recurrente que me roba la vida, es como un presagio, como una advertencia de que por más que intenté ser feliz con Emilia y la familia que estamos formando, no habrá un final feliz para nosotros. Tal vez esa sea la razón principal que me llevo a terminar nuestra relación cuando vi que Hunter rondaba por su vida. Quizás el miedo de todo esto, me hizo pensar que ella estaría mejor si estaba con alguien que tuviera menos problemas que yo. Y talvez fue por eso que nos pasó todo este drama innecesario.
Miré a Emilia mientras dormía, su rostro relajado, ajeno a las tormentas que aún retumbaban en mi interior. Había tanto que no le había contado aún, tanto que ni siquiera podía decir en voz alta.
La disquera, mi sueño de ser cantante, era real ahora, pero la emoción del contrato firmado era una sombra débil frente al peso de todo lo que aún cargaba. Milán se mudaría con nosotros pronto, y eso me aliviaba. No solo porque lo extrañaba, sino porque, de alguna manera, su llegada me traía esperanza, un futuro más claro. Pero, aunque tenía a Emilia de vuelta en mi vida, la sombra de mi pasado no me dejaba en paz.
Mi padre, Peter Cleverth, aún seguía siendo un monstruo en mi vida. No solo por el abuso hacia mi madre, sino porque, a lo largo de los años, había aprendido a entender el verdadero rostro de mi padre. Siempre supe que era gay. Lo supe desde que tenía nueve años, cuando lo vi besar a uno de sus jugadores en el campo de béisbol. Fue un momento que nunca podré borrar. Había estado acostumbrado a verlo rodeado de hombres, a su lado, yo era su primer hijo varón, su "heredero" en el equipo Reedbird. Me llevaba a todos los partidos, y por un tiempo, creí que el béisbol sería mi escape. Pensé que si me convertía en beisbolista, tal vez encontraría un lugar en su mundo, uno donde pudiera ser aceptado. Pero ese beso… ese beso cambió todo.
Cuando volví al parque esa tarde, después de ese día, y vi a mi madre con la cara magullada, decidí que ya no iba a callar más. Tenía 11 años cuando enfrenté a mi padre, cuando le grité que nunca más lo permitiría lastimar a mi madre. Fue la última vez que me dirigí a él con respeto, y desde entonces, nuestra relación fue solo un campo de batalla.
Mi única salvación durante esos años fueron mis canciones. Y Emilia. Ella no sabía nada de todo esto, pero su compañía fue mi refugio. Me acompañó sin saberlo en las noches más oscuras, cuando yo solo quería desaparecer. Por ella, mi mundo tuvo color, y por ella, comencé a darme cuenta de lo que significaba realmente amar. Aún sin saber lo que pasaba en mi cabeza, ella estaba allí. Fue entonces cuando comencé a enamorarme de ella, de una manera tan intensa que me aterraba. Pero todo en mí gritaba que la necesitaba, y que, de alguna forma, era ella lo único real en medio de todo ese caos.
Cuando cumplí 18 años, ya estaba decidido. Me rebelé por completo contra mi padre al descubrir la verdad sobre él y Dustin, su amante, el hermano de Emilia. Fue un golpe devastador. Toda mi vida había sido un juego de mentiras y control, y cuando me di cuenta de que mi padre no solo me había manipulado durante años, sino que había arrastrado a mi madre y a Emilia en sus propias miserias, decidí que no iba a seguir sus pasos. Me aparté del béisbol y decidí que mi vida sería la música.
Al principio fue difícil, pero tuve a mi abuelo, el viejo Cleverth. Él nunca me trató como el nieto que soy, sino como un hijo. Fue él quien me brindó el amor y el apoyo que mi propio padre nunca me dio. Al final, fue mi abuelo quien me dejó toda su fortuna en vida y un legado que protegería con todo mi corazón, un gesto que siempre llevaré en mi corazón.
Pero todo esto, todo este peso, me sigue acompañando, especialmente ahora, mientras mi familia parece estar fragmentada y la relación con mi padre está en ruinas. Cada vez que nos sentamos juntos, las tensiones aumentan, y las reuniones familiares son como bombas a punto de estallar. Peter sigue maltratando a mi madre, y ni siquiera ella parece ver la verdad. Y Dustin… Dustin sigue ahí, con su secreto y su relación oculta con mi padre. Es un caos constante, y cada vez que nos reunimos, siento que el pasado es una bomba a punto de estallarno a mí y a Emilia en la cara.
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Editado: 24.03.2025