Benji.
Salgo del estudio músical bastante relajado, la grabación de la canción corrió bien y yo realmente soy muy feliz cuando canto. La música siempre ha sido mí escape. Musica y Emilia.
Pensar en ella me hace recordar su actitud en la mañana. La reacción exagerada con la que recibió a Grace y a Milán, y la forma en la que apenas tocó su comida me indican que algo le sucede.
Tal vez tiene que ver con Ginny y las amenazas de las fotos. Le escribo a Antón, el abogado de mi familia y mi mano derecha para preguntarle que Podemos hacer frente a esta situación.
Mientras espero su respuesta, le llamo por teléfono. pero no me contesta. ¡Que raro! ¡Muy raro! Sigo llamándola, con el ceño fruncido. Emilia nunca ignora mis llamadas. Algo no está bien.
—Vamos, Em, contesta… —murmuro, con el teléfono pegado al oído mientras cruzo una avenida.
Después de la cuarta llamada, por fin responde.
—¿Hola? —Su voz suena… rota. Como si hubiera estado llorando por horas.
Mi pecho se aprieta.
—¿Qué te sucede?
—Nada —contesta rápido—. No pasa nada, no te preocupes. Solo estoy… sensible.
No le creo ni un poco.
—Emilia… —Su voz tiembla y siento un malestar extraño en el estómago—. ¿Dónde estás?
—No hace falta que vengas, estoy con Elissa tomando un café.
Frunzo el ceño.
—¿Con Elissa?
—Sí.
Eso me descoloca por completo. Ellas no son amigas, ni siquiera se soportan.
—Igual pásame la ubicación. Te voy a buscar.
—Pero…
—Tenemos que ir a casa. Hay que organizar la habitación de Milán.
Silencio. Luego, un susurro apenas audible.
—Es cierto, lo olvidé.
Freno en seco en un semáforo y aprieto el volante con fuerza.
—Nos vemos en un rato. —Corto la llamada sin decir nada más.
Algo anda mal. Lo sé. Lo siento.
Emilia nunca se olvida de Milán. Nunca. Y esta mañana estaba llorando abrazándolo como si nunca quisiera soltarlo, ¿cómo es posible que ahora lo haya olvidado?
Presiono el acelerador, pero mi cabeza sigue dándole vueltas a todo esto.
Ginny, las fotos es lo único que me vuelve a batir la mente, pero su actitud es extraña …
¿Le pasó algo? ¿Alguien la amenazó? ¿O hay algo más que no estoy viendo?
El miedo se me instala en el pecho.
No sé qué demonios está ocurriendo, pero voy a descubrirlo. Y si alguien le está haciendo daño, lo pagará caro.
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Emilia.
—Benji sabe que algo me pasa. —Mi voz sale desesperada mientras miro a Elissa con pánico—. Se va a enterar del embarazo.
Elissa frunce el ceño y deja su café sobre la mesa.
—¿Cómo que se va a enterar? ¿No piensas decirle?
Aprieto las manos sobre mis piernas, tratando de calmarme.
—Tengo miedo de cómo reaccione.
—¿Miedo? —Elissa se inclina un poco hacia mí—. Emilia, es su hija. Va a estar contento.
Desvío la mirada.
—Tal vez sí… pero cuando se lo cuente, va a dudar de mí. Y esa duda, aunque tenga razón, me va a matar.
Elissa suspira.
—No creo que Benji haga eso. Además, tienes pruebas, Emilia. Tienes casi cinco meses de embarazo. Haz las cuentas.
Cierro los ojos con frustración.
—Lo sé, Elissa.
—A ver, ¿hace cuánto estuviste con Hunter?
Muerdo mi labio con nerviosismo.
—Hace casi dos meses… o un poco más. No lo sé.
—Bueno, aún exagerando y diciendo que estuviste con Hunter hace tres meses, sigues teniendo ocho semanas a tu favor.
Su lógica es impecable. Ya estaba embarazada cuando pasó lo de Hunter.
—Tienes razón —admito, con un suspiro—. Es de Benji. Estoy completamente segura.
Elissa sonríe triunfante, pero yo no me relajo.
—Aun así, aunque me duela en el alma, quiero hacerme la prueba de paternidad. No quiero que Benji dude ni un segundo.
—Conozco a Benji y tú también —me recuerda Elissa—. Sabes que no te va a dejar hacer eso.
—Lo haré igual y tú vas a ayudarme.
Elissa me mira como si estuviera loca.
—Se va a enojar muchísimo.
Me encojo de hombros.
—No me importa. Necesito estar segura porque… si no es de él, no voy a continuar con este embarazo.
Elissa abre los ojos con terror.
—¿Qué?
—¿Embarazo?
La voz de Benji suena detrás de nosotras, helándome la sangre.
Abro los ojos como platos y me doy la vuelta lentamente. Ahí está él, mirándome en shock.
—¿Estás embarazada?
Me quedo en blanco. No sé qué hacer. No sé qué decir.
—No —murmuro sin pensar—. Es Elissa.
Elissa se ahoga con su bebida y empieza a toser descontroladamente.
Benji la mira horrorizado.
—¿Tú…?
Elissa levanta una mano para calmarlo mientras se recupera.
—Es de Hunter. Tranquilo.
Benji deja escapar un suspiro de alivio y se deja caer en la silla frente a nosotras.
—Dios… enhorabuena, supongo.
Elissa me lanza una mirada asesina y yo, disimuladamente, le doy una patada por debajo de la mesa para que reaccione.
—Gracias… —dice ella, algo forzada.
Antes de que pueda relajarme, Benji se gira hacia mí y, sin previo aviso, me besa con dulzura.
—¿Y tú por qué estabas llorando? —pregunta con una sonrisa—. ¿También quieres un bebé? Si quieres, podemos hacer uno ahora mismo.
Elissa se pone de pie de inmediato.
—Bueno, creo que mejor me voy.
Benji frunce el ceño.
—¿Por qué te vas?
—Voy a hablar con Hunter. —Me lanza una última mirada asesina antes de recoger sus cosas.
—Te llamaré para hablar más tarde —le digo con una sonrisa forzada.
—Ok —responde, dándome una última advertencia con los ojos.
Benji la sigue con la mirada mientras se aleja.
—¿Desde cuándo son mejores amigas?
Fuerzo una sonrisa y me encojo de hombros.
—Desde hoy.
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Elissa.
ELISSA
Abro el chat con Emilia y le escribo sin pensarlo dos veces:
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Editado: 24.03.2025