Capitulo 21: secretos y traiciones.
Benji estaba en el apartamento de Elissa, sosteniendo una copa de whisky que aún no había probado. Milan, con su energía imparable de quince meses, se retorcía entre sus brazos, intentando alcanzar su rostro con sus pequeñas manos inquietas.
—Ya que eres un experto describiendo el arte de la reproducción, toma, cuídalo mientras Elissa y yo hablamos y bebemos. —Le extendió a Milan con una sonrisa maliciosa.
Hunter observó a Milan con la misma expresión de pánico con la que alguien miraría una bomba a punto de explotar. Benji le pasó al niño con una sonrisa burlona, y Milan, sin perder tiempo, le jaló el cabello con fuerza.
—¡Ey, niño! —se quejó Hunter, apartando la cara mientras trataba de despegar los deditos regordetes de su melena—. Tu padre te mandó a hacer esto, ¿cierto? Lo veo en sus ojos, Milan, el placer de la venganza.
Milan balbuceó algo ininteligible y volvió a tirar de su cabello con una risita traviesa.
—Oh, claro, seguro que lo niegas. Pero yo sé reconocer una conspiración cuando la veo.
Elissa y Benji estallaron en carcajadas mientras Hunter intentaba zafarse del agarre del pequeño, que parecía haber desarrollado la fuerza de un luchador profesional.
—¡Maldito niño! —gruñó Hunter—. ¿Qué te dieron de comer?
—Le gustan los pancakes —respondó Benji, intentando mantener la compostura—. Tal vez por eso tiene tanta energía.
—¡Pues que alguien le traiga un pancake y lo distraiga antes de que me deje calvo!
Milan se echó a reír como si entendiera que tenía el control absoluto de la situación. Finalmente, Hunter logró soltarse, pero no sin que Milan le dejara el cabello hecho un desastre. Miró a Elissa y Benji con el ceño fruncido.
—Dios, ¡esto es trabajo extremo! —Ven vamos a ponerte videos animados, para que los "adultos" hablen.
Benji lo observó con los brazos cruzados, con una sonrisa en los labios.
—No es tan idiota como pensaba, al final es una buena persona...
Elissa suspiró y bebió un trago.
—Pues sí...
Benji arqueó una ceja y la miró con suspicacia.
—¿Cómo que ya estuvieron juntos? Pensé que no te gustaba...
Elissa se puso roja de inmediato.
—¡No estuvimos juntos! Él solo habla tonterías...
Benji se encogió de hombros y señaló su vaso.
—Pues parecía muy honesta su explicación de la creación de un bebé.
Elissa, sin decir una palabra, se terminó su trago de un solo golpe.
—Sin comentarios —murmuró, mientras Benji se reía con ganas.
—¿Por qué no me dijiste que Emilia estaba embarazada? —preguntó Benji de repente, con el ceño fruncido.
Elissa suspiró, girando el vaso entre sus manos.
—Porque Emilia me pidió que no lo hiciera. Además, Benji, eso era algo que debía decirte ella misma, no yo.
Benji pasó una mano por su cabello, exhalando con frustración.
—No sé qué le pasa… A veces siento que no me ama. Si supieras lo que ha dicho de nuestro bebé…
Elissa alzó una ceja, dando un sorbo a su trago.
—Tienes que calmarte. Estás siendo muy dramático. El embarazo es un proceso difícil, es complicado, no solo hay cambios físicos, sino hormonales y mentales. Emilia además viene de una experiencia no tan agradable, de un parto sin anestesia en carretera, una maternidad no buscada… y ahora le ha sucedido lo mismo.
—No es igual —la interrumpió Benji, con el ceño fruncido—. Yo la apoyo.
Elissa lo miró con paciencia antes de responder.
—Sí, Benji, pero seamos honestos… ¿Estabas buscando un bebé?
Benji desvió la mirada, incómodo.
—No…
—Exactamente. No lo estaban buscando, menos con todos los problemas que hemos pasado recientemente. Está abrumada. No es que no quiera a su hija, es que lo está procesando.
—¿Niña? ¿Es niña? —Benji se quedó en shock.
Elissa abrió mucho los ojos y se llevó una mano a la boca.
—Joder… Pensé que lo sabías.
Benji dejó el vaso sobre la mesa, con una sonrisa que iluminó su rostro.
—No le digas que te lo dije —murmuró Elissa, señalándolo con el dedo.
—No le diré —aseguró Benji, todavía sonriendo—, pero yo sí estoy muy feliz… A pesar de que esto implica poner en pausa muchas cosas, como mi carrera musical.
Elissa lo miró con una mezcla de ternura y comprensión. Sabía que Benji estaba asustado, pero también sabía que, en el fondo, estaba listo para enfrentar lo que viniera. Aunque Emilia no lo demostrara aún, ella también lo estaría. Solo necesitaba tiempo.
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Emilia
Con la casa a favor de Benji, me sentía realmente sola e incomprendida. Pensé en llamar a mamá, pero ya sabía lo que me diría: "otra vez arruinaste tu vida". No tenía ganas de escucharla, no hoy. No cuando el peso del mundo parecía aplastarme sin piedad. Así que pasé de escuchar sus reclamos, y la idea de llamar a mi hermano surgió en mi mente. Dustin... a pesar de todo lo que había cambiado entre nosotros, de las diferencias, de la distancia que había crecido entre los dos, aún sentía que había algo real, algo que no se había perdido por completo. Necesitaba a mi hermano de antes. Necesitaba esa conexión que, por alguna razón, aún permanecía allí.
Llamé a Dustin con el corazón acelerado, como si de alguna manera, sólo el hecho de escuchar su voz pudiera aliviar un poco la tensión que me oprimía el pecho.
—Emilia —su voz sonó tranquila, casi despreocupada—. Qué sorpresa. ¿Cómo estás?
—Bien… todo bien. ¿Y tú? ¿Cómo va todo?
—Lo de siempre, ya sabes. Trabajo, reuniones. Estoy hecho polvo —rió suavemente—. ¿Y Milan? ¿Cómo está el pequeño demonio? Lo extraño.
Su risa me hizo sonreír, aunque de una manera amarga. Por un momento, me dejé llevar por la conversación trivial, por esa sensación cálida de normalidad que parecía tan lejana, tan ajena a mi realidad ahora.
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Editado: 24.03.2025