Capitulo 25: poniendo a ginny en su lugar.
El campus estaba tranquilo aquella mañana, el aire fresco y el sol de la primavera iluminaban el camino de Emilia y Hunter hacia el edificio de la universidad. Ambos cargaban con mochilas, pero había algo diferente en la atmósfera: el regreso no era solo al aula, sino a un ambiente que parecía estar lleno de incertidumbre y tensiones aún por resolver.
—¿Listos para retomar la rutina? —preguntó Hunter con una ligera sonrisa, intentando aliviar el peso que ambos sentían.
Emilia asintió, aunque una parte de ella estaba claramente distraída, pensando en las amenazas de Ginny y cómo esa sombra seguía rondando su vida. No era solo un regreso a las clases, sino también una confrontación inevitable.
—Sí, pero hay algo que tenemos que hacer antes —dijo Emilia, con determinación. Su voz se mantuvo firme, pero sus ojos reflejaban la inquietud que sentía.
Hunter la miró y, sin decir una palabra más, simplemente asintió. Sabía a qué se refería. Ambos sabían que el futuro de su tranquilidad dependía de resolver ese asunto con Ginny. La universidad, en ese momento, era solo un escenario secundario.
—Vamos a acabar con esto —dijo Hunter.
Al entrar en el edificio, el sonido de sus pasos resonaba en los pasillos vacíos, pero ambos sabían que lo que estaba por suceder sería más importante que cualquier clase que pudieran tomar en ese momento.
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En el estudio de grabación, Benji estaba de pie frente al micrófono, su voz resonando a través de los altavoces. La música era su manera de desconectarse del caos que envolvía a sus amigos. Aunque se sentía impotente ante la situación de Emilia, sabía que no podía quedarse de brazos cruzados.
La grabación de su disco estaba llegando a su fin, pero la emoción de trabajar en su música no lograba calmar la preocupación que sentía por Emilia. En los últimos días, cada vez que pensaba en ella, su mente se nublaba por el miedo a lo que Ginny podía hacer.
—Un poco más de energía en la siguiente parte —dijo el productor, rompiendo el silencio en el estudio.
Benji asintió y comenzó a cantar nuevamente. Sin embargo, sus pensamientos no dejaban de regresar a su amiga. Tenía la sensación de que algo grande estaba por suceder, y se preguntaba cómo podía ayudar sin que pareciera que lo estaba haciendo por una obligación. Pero lo que más le preocupaba era saber cómo se sentiría Emilia cuando todo esto finalmente llegara a su fin.
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La oficina de Anton era elegante y sobria, un lugar que reflejaba autoridad y profesionalismo. Ginny, que había sido citada allí sin saber exactamente qué esperar, entró con una actitud desafiante, aunque su nerviosismo no pasaba desapercibido. Frente a ella, Emilia y Hunter estaban sentados, con una mirada de determinación. Anton, el abogado de la familia, se encontraba a su lado, listo para actuar.
—Siéntate, Ginny —dijo Anton, señalando una silla frente a él mientras su voz, fría y controlada, llenaba la habitación.
Ginny, que intentaba mantener su fachada de indiferencia, se sentó, cruzando los brazos.
—No sé por qué estoy aquí. ¿Qué quieren de mí? —preguntó con un tono desafiante, mirando de reojo a Emilia y Hunter.
Anton la observó con calma antes de hablar, su mirada penetrante.
—Lo que quiero, Ginny, es que tú y yo tengamos una conversación franca sobre lo que has hecho. Porque las cosas no van a quedar impunes —dijo, sin elevar la voz, pero su tono dejaba claro que no estaba dispuesto a tolerar más juegos.
Ginny arqueó una ceja, claramente confundida, pero al mismo tiempo un poco inquieta ante la actitud tan seria de Anton.
—¿Qué cosas? —preguntó, manteniendo su aire de arrogancia, aunque su tono estaba perdiendo algo de confianza.
Emilia tomó la palabra, su voz firme pero controlada.
—Las fotos que tomaste de Hunter y de mí en la intimidad, y todo el chantaje que has estado haciendo —dijo, mirando a Ginny directamente a los ojos—. Sabemos todo lo que has intentado hacer.
Ginny desvió la mirada, claramente incomodada, pero no dijo nada. Anton, sin perder el ritmo, se inclinó hacia adelante, interrumpiendo el silencio.
—Te estás metiendo en aguas muy peligrosas, Ginny. Lo que has hecho no solo es ilegal, sino que ha cruzado una línea muy clara —dijo, sus palabras llenas de peso—. El chantaje es un delito grave, y lo que has estado haciendo no tiene justificación.
Ginny se sintió incómoda, su rostro comenzaba a mostrar señales de nerviosismo. Anton continuó.
—Si estas fotos llegaran a hacerse públicas, estarías enfrentando cargos por difamación, invasión a la privacidad y acoso. Es un expediente que podría llevarte a la cárcel por mucho tiempo. Y eso es solo el principio —dijo, con una calma espeluznante que hacía que las palabras golpearan más fuerte.
Ginny tragó saliva, el color de su rostro se desvaneció poco a poco. Intentó mantener su actitud desafiante, pero no lo lograba del todo.
—Pero... —comenzó, pero Anton la interrumpió sin piedad.
—No hay "pero", Ginny. Ya estás en una situación complicada. Si no tomas las decisiones correctas ahora, no hay marcha atrás. Podrías terminar arruinada, con tu vida y tu carrera completamente destruidas.
El ambiente se llenó de tensión. Emilia miró a Ginny con frialdad, viendo cómo la joven empezaba a comprender la magnitud de lo que había hecho. Anton, sin esperar respuesta, continuó.
—Además, no es solo la cuestión legal. Si no borras esas fotos y todas las copias que hayas hecho, no solo nosotros, sino también otras personas, nos aseguraremos de que tus acciones sean expuestas públicamente. Las consecuencias serían mucho peores que lo que estás enfrentando ahora —dijo Anton, su voz ahora llena de amenaza.
Ginny parecía derrotada, su rostro pálido, las palabras de Anton habían calado hondo. Emilia, viendo que Ginny ya no podía sostener su postura, habló nuevamente.
—Así que, ¿vas a borrar todo y entregar todas las copias que tienes? —preguntó, su voz firme pero con una nota de resolución.
Ginny tragó nuevamente, sus ojos llenos de ira, pero también de miedo.
—Está bien... lo haré —dijo, finalmente, con voz baja, mirando al suelo.
Emilia y Hunter se miraron, un pequeño atisbo de alivio en sus ojos. Anton sonrió levemente, pero no hubo compasión en su expresión.
—Esto es lo que va a pasar si no borras esas fotos ahora mismo. De lo contrario, las consecuencias para ti serán devastadoras. No me hagas venir a buscarte otra vez, Ginny. No habrá otra oportunidad —advirtió Anton, dejando claro que no había más margen para maniobras.
Ginny asintió sin decir una palabra más, su rostro tenso, y se levantó rápidamente de la silla, marchándose con rapidez, sabiendo que esta vez no había escapatoria.
Cuando la puerta se cerró detrás de ella, Emilia respiró profundamente, mirando a Hunter.
—Esto no ha terminado completamente, pero al menos ahora está resuelto —dijo Emilia, su voz aún temblorosa, pero con un toque de alivio.
Hunter la miró con una sonrisa pequeña.
—Ya es un gran paso. Ahora solo queda mirar hacia adelante —dijo, mientras Anton les dirigía una última mirada aprobatoria.
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Esa tarde, Elissa llegó a la universidad para ayudar a Emilia a recoger sus cosas. Mientras caminaban por los pasillos, Elissa no pudo evitar notar la ansiedad en el rostro de su amiga.
—No te preocupes, todo va a salir bien —dijo Elissa, sonriendo con ternura mientras ayudaba a Emilia a empacar sus libros.
Emilia miró a Elissa, agradecida por su apoyo.
—Gracias... de verdad. No sé qué haría sin ti —respondió Emilia, su voz temblorosa.
Elissa la abrazó, una sonrisa cálida iluminando su rostro.
—No tienes que darme las gracias, Emi. Estaré aquí para ayudarte siempre. Tú y la bebé son mi prioridad —dijo con sinceridad.
Emilia la miró con lágrimas en los ojos, tocada por el gesto. Sabía que no estaba sola en todo esto, que Elissa estaría a su lado para apoyarla en cada paso.
—Prometí que te ayudaría, y lo haré. Mientras tú vayas a clases, yo cuidaré a la bebé. Y no olvides, Hunter y tu estudian lo mismo se que es un idiota pero parece ser buen estudiante, así que te pondremos al día en todo —agregó Elissa, riendo levemente.
Emilia le sonrió, dejando escapar un suspiro de alivio.
—Gracias, Elissa. No sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí —dijo, abrazándola con fuerza.
Elissa la apretó contra ella, sabiendo que, aunque el camino por delante no sería fácil, siempre estarían juntas para enfrentarlo
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Editado: 24.03.2025