– ¡MALDITA LOBA! –. Grita el estúpido traficante vampiro corriendo tras mí – ¡no creas que te salvaras hoy! –. Grita molesto.
Que divertido es correr por tu vida a las cuatro y media de la madrugada.
– MI CIELO ES COSTUMBRE QUE ME ESCAPE –. Riéndome mientras corro de espaldas mirándolo.
Me encanta burlarme de estos vampiritos engreídos que se creen mucho solo por ser "fuertes".
Creo que querrán contexto, bueno… retrocedamos unas horas, exactamente siete horas. Son las diez y media más o menos.
Llegó al boliche en el que no pago, como todos los fin de semana "el Bosque" en una cuidad grande rodeada de un bosque. Ya cuando entro lo primero que huelo es olor a cerveza entre otras cosas y también a porro, quien este vendiendo porro ya se tiene que ir porque este es mi lugar.
Me acerco a uno de los patova que está cerca de la entrada.
– Cris porque me dejaste entrar a el tarado ese, sabiendo que hoy vengo yo –. Seria y media molesta.
El patova me miró de arriba a abajo sin expresión en su rostro, gira lentamente su rostro mirando en dirección exacta donde está el tarado, camina tranquilo donde está el traficante, lo agarra de la capucha y lo saca por la puerta de atrás de una patada en el orto. Volvió a su lugar al lado de la puerta, le sonreí complacida por lo que habías visto mis lindos ojos.
– así me gusta –. Le dije al patova mientras asentía con la cabeza en aprobación.
Camine a pasos seguros con mi propia estilo, me apoye en el mismo lugar de siempre para esperar compradores, a los pocos minutos el boliche ya se estaba llenando completamente, los adictos parecían zombis en busca de carne humana, llegando a mi como hormigas a la miel, yo les daba lo que ansiosamente comprada que a los pocos metros devoraban ansiosamente aspirando.
El lugar está lleno de todo tipo de personas peculiares, tanto humanos como seres sobrenaturales, movían sus cuerpos sudorientos al compás de la música, divertidos al extremo por la drogas que me compraban, mi diversión era verlos cuando se le acababa el dinero y venían a mi de nuevo suplicando por más, obviamente me negaba ellos me darían lo que fuera por más, pero yo solo acepto cosas materiales, no carnales.
Habían pasado varias horas desde que empecé a vender, ya había fumado dos paquetes de cigarrillos, había escuchado demasiada música y visto muchos espectáculos interesantes, los adictos seguían volviendo y yo les decía lo mismo que las últimas veces y bueno… no aprenden. Uno de los tantos que se iba con bronca me tiró su bebida encima y muchas de las personas a las que le había vendido se lanzaron a ayudarme porque a la mayoría los conocía, yo siempre digo para mi misma "nunca tendré un enemigo que yo no quiera tener o un amigo que yo no deseé tener". Algunas de las chicas me prestaron un poco de ropa que tenían de más y me tuve que cambiar mi linda ropa… y termine pareciéndome a un YIRO, con un vestido negro, ajustado, corto, con la espada descubierta y abierto en ambos lados de mis piernas, me puse los guantes que siempre usó y para terminarlo me dieron una chaqueta de cuero negra y larga asta casi los pies, que no me desagrado y unas botas de taco de aguja de cuero negro que me llegaban asta las rodillas, casi me muero cuando las vi, son lindas y todo lo que quieras pero si tengo que correr nose como voy a hacer. Antes de salir guarde mis productos en los tantos bolsillos internos que tiene la chaqueta, al salir les regale a la tres chicas un poco de los que cada una me había comprado antes en forma de agradecimiento, ellas se fueron felices y me regalaron la ropa, lo otra ropa la queme con mi encendedor para no dejar pruebas de mi existencia en ese lugar, ya que nadie conoce mi rostro pero si me reconocen por mi forma de ser y mi voz. Al bajar con una gorra negra en mi cabeza que me tapaba el rostro seguí vendiendo como si nada hasta que llegó un cliente anterior que no le quise vender con el tipo que lo sacaron de una patada en el orto… cuestión, ninguno estaba contento de verme entonces me empezaron a perseguir con otros tipos más, me deshice de la mayoría y me quedo solo el tipo que sacaron antes del boliche, tuve que salir si o si del boliche, sino me iban a terminar atrapando y nadie quería eso…
Y ahí volvemos a la realidad.
– ¡MALDITA LOBA! –. Grita el estúpido traficante vampiro corriendo tras mí – ¡no creas que te salvaras hoy! –. Grita molesto.
Que divertido es correr por tu vida a las cuatro y media de la madrugada, ya me duelen los pies de estar tanto tiempo parada y ahora corriendo.
– MI CIELO ES COSTUMBRE QUE ME ESCAPE –. Riéndome mientras corro de espaldas mirándolo.
La chaqueta no está abrochada entonces vuela de un lado a otro mientras corro, el callejón estaba oscuro, sucio y con baches que hacían doler más mis pies al correr pero no me quedaba de otra, pego un impulso hacia arriba sin que me vea y espero pacientemente hasta que pase por donde yo estoy colgada, él al llegar donde yo estaba escondida por arriba de él, se desorienta, me saco la chaqueta porque me va a impedir hacer mi jugada, la dejó sobre el gran tubo oxidado de metal donde estoy sentada y saltó….
Espero les haya gustado mucho este primer capitulo ;)