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James
Sofie me abraza fuertemente, aun estando inconsciente, Charlotte sostiene un papel entre sus manos, la carta que Katherine nos dejó, un nudo está formado en mi garganta, me aferró al cuerpo de la pequeña entre mis brazos, como si fuera lo único que pudiera hacer.
Hace un buen rato se quedó dormida, acomodo su cuerpo en la silla del hospital para que este aún más cómoda. Ella dice que nada de esto es nuestra culpa, pero a pesar de eso, lo siento así. Como si todo fuera por una razón en nuestra contra, tal vez y los Evans estamos malditos.
— Esto es mi culpa. —solloza la morena, cubre su boca con una mano ahogando los sollozos, muevo el pequeño cuerpo de mi hermana menor y me levanto para apretar a Charlotte fuertemente con mis brazos, pone su cabeza en mi hombro mientras llora fuertemente, sin contenerse.
Y eso es algo que admiro de ella, no tiene miedo a lo que diga la gente, ella simplemente demuestra sus emociones en cualquier situación.
— Esto no es tu culpa, no es de nadie, ella lo dejo en claro. — le digo con la voz quebrada, engañándola, diciéndole que no es su culpa ni la de nadie cuñado siento que es mía. Y no puedo evitar llorar, mis ojos arden demasiado, escucho la puerta principal ser abierta, giro un poco mi rostro y veo a las personas que más aborrezco en mi vida.
— ¡Mi hija! — Grita tan falsamente, parece que ella se arregló para una fiesta, tiene puestos unas de esas cosas que las mujeres usan para verse más altas en los pies, como si fueran zapatos, una falda larga y una blusa negra.
El hombre a su lado tiene expresión seria y revisa su celular, los cabellos oscuros de la mujer están bien peinados, su piel morena se ve tersa. Siempre se arregla bastante para cualquier ocasión, sin importar cuál sea.
Él va bien vestido y peinado, su cabello oscuro brilla por el gel, su piel bronceada parece brillar, levanta sus ojos grises de la pantalla y sonríe cínicamente, aprieto fuertemente las manos volviéndolas puños.
Charlotte se da cuentan de quien miro y se separa de mí, parece que nos ponemos de acuerdo con tan solo una mirada, cosa de mellizos, supongo. Juntos caminamos hacia ellos de manera rápida.
— ¿Qué hacen ustedes aquí? — Espetó de lo más molesto, no oculto mi disgusto hacía ellos, ¿Debería? Claro que no, tal vez y así se larguen más rápido.
— Vengo a ver a mi moribunda hija o, ¿debería decir a la mocosa suicida? — Escucho mis dientes crujir, su primogénita está decidiéndose entre la vida y la muerte y ella llega insultándola. — ¿Qué creía que hacía?
La ira comienza en cubrir mi cuerpo, toda la tristeza y el dolor que siento se transforma en ira en pocos segundos, ese sentimiento me mueve en estos momentos, quiero gritarle mil cosas, quiero decir demasiado pero no puedo, algo me lo impide y es desesperante.
— Si viene insultar a Katherine lo mejor es que se valla de aquí, usted y su esposo no son bienvenidos. — Habla una voz ronca se escucha detrás de mí. —Creo que lo tiene muy en claro.
El cuerpo de Seth se pone enfrente de mí y mi hermana, dándonos una increíble vista de su espalda, su cabello rubio y piel blanca, es una increíble vista me atrevo a decir, nótese mi sarcasmo.
— ¿Tú quién eres muchachito? Y no me vengas con que eres un doctor. — Escucho la voz risa de quien es mi padre biológico.
— Yo soy el... el novio de Katherine. — Aprieto aún más mis puños, ¿Ahora mi hermana sale con este? Prefiero el pelirrojo siendo sincero, ese no me dice mocoso y me compra lo que quiero, además de obedecer sin decir nada, por el contrario, este me dice mocoso, no me compra nada y nunca me hace caso, este es un caso perdido.
— James. — Escucho la suave voz de mi hermana mayor. — Relájate tan solo un poco. — Me pide y asiento sin decir nada.
— No me interesa quien seas, hazte un favor y quítate, déjanos hacerle un gran favor al mundo y desconectarla, no voy a dejar que se siga gastando el dinero que no pensamos pagar. — Qué gran sorpresa, este es un amante de la naturaleza.
— Tú no vas a hacer eso, ni lo sueñes, primero mueres tú que ella. — Le grito en su cara, esquivando el cuerpo de Seth, quien enseguida me sostiene por la panza, evitando que me acerque más al hombre.
— Alto ahí señora. — Escucho la voz de la chica con quien tengo un pequeño enamoramiento desde que la vi saliendo con mi adorada hermana. — Creo que usted no quiere hablar con los abogados de la familia Johnson. Le advierto que eso no sería benéfico para ustedes.
Veo palidecer a la mujer, el hombre niega con la cabeza y sale con su esposa del hospital.
— Gracias. — Corre mi hermana a los brazos de la castaña y la abraza fuertemente. Después de que ellos desaparezcan de mi vista, captó a mi hermano correr apurado hacia nosotros.
— ¿Cómo está ella? — es lo primero que pregunta, mirándose preocupado por su hermana.
— Todavía no hay noticias. — le digo en voz baja.
— Ella va a estar bien, es una Evans, somos luchadores por naturaleza, ella no se va a ir. No antes de que arreglamos las cosas. — pareciera convencerse a sí mismo,
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— ¿Familiares de la señorita Katherine Evans? — Me levanto como trampolín de mi asiento, llevamos horas aquí, todos mis acompañantes, que se resumen a la manada de amigos que se carga mi hermana mayor y mis otras hermanas, también el pelirrojo está aquí. En resumen, toda la sala de espera está llena de un montón de y adolescentes.
— Yo. — El doctor me analiza por unos segundos para después observar con detenimiento a los demás con algo de curiosidad, mirando cada una de las caras en buscando algo o alguien.
— Creo que necesito hablar con alguien... mayor. — Termina por decir y asiento, lo veo leer unas hojas, no demoró en despertar a Jace y a Seth.
— Mama... te dije que si hice la tarea... déjame dormir. — Dice entre sueños el rubio, lo muevo aún más rápido y fuerte, logrando despertarlo de su quinto sueño. — ¡¿Qué paso?!