Llegaste tú [01]

|S i n S e n t i d o|

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— ¿Y bien? — pregunto después de unos minutos en completo silencio, llame a Víctor quien vino por mis hermanos a comprar un helado, no me arriesgaría a que ellos escucharan.

— Cierto, el investigador me dijo que el hombre, de nombre Gordon Gordillo ¡Tiene apenas un año en registro! Lo que significa que apareció de la nada desde hace un año. — saca uno de los papeles y comienza a leer. — Vivió en Afganistán por unos años y se fue como refugiado a otro país donde vivió la mayoría de su vida hasta el año pasado que llego aquí. Sin familia conocida hasta el momento, despedido de su empleo un mes antes del incidente. ¡Apareció de la nada! Lo que sugiere que es una identidad falsa, Gordon Gordillo no existe. — especula.

Siento como si me sacarán el aire de una patada, ¿Cómo? Es extraño, ¿Por qué? ¿Qué es lo que de verdad pasa? Ya no creo que sea una coincidencia más.

— Lea tiene una cuenta bancaria, estaba vacía, pero de un día a otro, diez mil dólares fueron depositados a su cuenta, después de hacer una larga investigación, llagamos al remitente del dinero. — luce serio, demasiado, miro a Seth, quien parece atar cabos en su mente. — Lo mismo con el hombre, el mismo remitente, todo concuerda... tus padres.

Me muestra papeles y fotos, el mismo hombre con mis padres, discutiendo, estrechando su mano, Lea riendo con ellos, ellos dándoles un sobre... ¿Tan poco les importe? Ellos hicieron todo esto.

— ¿Ellos...?

— Sí, Katherine, ellos planearon todo.

— Pero no tiene sentido, ella es su hija, no tienen una razón para hacerlo. — balbucea Seth, boquiabierto, mirándome fijamente.

— La tienen.

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Corro por las heladas calles con los papeles en mis manos, corro como nunca lo hice, lagrimas pican en mis ojos, no las retengo, ya no, estoy cansada de luchar.

Mis pies arden con cada paso, mis pulmones lo hacen con cada respiración, ignoro los gritos de quien sea que me persiga y dobló a la derecha, cruzó por el pasto, acortando mi camino, evitando rodear.

Salto como puedo una pequeña barda, sintiendo mi pie doblarse al tocar el suelo, miro la comisaría donde tienen al hombre, unos segundos después, entro bruscamente, intentando recuperar la respiración, todas las miradas se posan en mí al darse cuenta del ruido que provoque al entrar.

— Señorita... señorita, ¿Está bien? — asiento y camino hacia un hombre que mantiene un teléfono en su oído, cuando sus ojos me captan parece sorprendido, el oficial Ernesto Moreno cuelga la llamada y centra su atención en mí y los papeles entre mis manos temblorosas.

— Léalo. — ordenó, me mira curioso, le tiendo los papeles y a pesar de eso, los va leyendo uno por uno, sin saltarse detalle alguno.

— Venga. — vamos hacía su oficina, donde termina de analizar cada papel y cada fotografía, dándose el tiempo para entenderlo. — Bien, ¿Entiende la gravedad del asunto?

— Lo hago oficial, créame que lo hago, yo no hice la investigación, nunca mande hacer nada de eso, ni siquiera se me paso por la mente esa opción...

— Oficial, dos chicos le hablan, urgentemente. — me interrumpe otro oficial, entrando al pequeño cuarto.

— Haz que pasen. — indica, unos segundos después veo entrar a Jace y Seth a la oficina, completamente agitados, al igual que yo cuando llegue.

— Yo abrí la investigación... yo lo hice... — aclara Jace entre jadeos de cansancio.

— Bien. En efecto todos estos datos son verídicos, yo mismo vi esto, pero no había nada más que nos llevarás hasta este punto. — enseña los datos del hombre. — cuando el caso estaba abierto, fue extraño, sí, pero nunca pudimos ir más allá, las pruebas las teníamos, no indagamos más, volveré a interrogar al sospechoso y a la chica, tendrán justicia, lo prometo chicos.

— ¿Puedo estar presente en las interrogaciones? Detrás del vidrio que parece espejo... — explico pobremente, no sé cómo se le llama a esa cosa.

— Por supuesto, hoy me encargaré que el caso sea reabierto, si todo sale bien, mañana empezaran las investigaciones. — dice, acompañándonos a la salida.

— Gracias. — murmuró, saliendo de su oficina.

Necesito saber su razón es, ¿Por qué lo hicieron? ¿Tanto me odian? ¿A tal punto arruine su vida? Valla, eso no lo parece, pagar más de diez mil dólares a un par de personas no es poco.

El pelirrojo se planta frente a mí, lo miro esperando una reacción por su parte, o que diga algo.

— Yo... me alegra haberte ayudado, Katie... digo, Katherine, bueno, ya me escuchaste y.... hasta nunca. — murmura, indeciso, asiento levemente.

— Gracias por haber estado allí para mí, aunque fuera un momento, lo aprecio, pero sí, lamento lo de la apuesta, la apuesta que desató todo... esto, hasta luego, Jace, ten una buena vida. — digo, ¿Cómo fue que una apuesta desató tanto mal? No me refiero a consecuencias de ella, más bien a males exteriores.

— Quisiera volver a intentar formar una amistad, la amistad que pudimos haber tenido, pero entiendo que no es sano, para ninguno de nosotros. —reflexiona. —Me iré a los ángeles, lo mas probable es que no regrese a menos que...

— Te deseo lo mejor en tu vida Jace, cumple tus sueños, pero no vuelvas que aquí no hay quien te espere y evítame la pena de tener que recordártelo. — lo detengo, negando al darme cuenta de sus palabras.

— Piérdete. — es lo único que dice el chico a mi lado, lo codeo, viendo a Jace alejarse a toda prisa, le doy una mirada acusatoria, reprochándole, tenía que ser un poco sensible, al menos por lo que hizo por mí.

— ¿No te falto decirle que se va a morir? — preguntó, burlona.

— ¿Eh? Sí... ¡Jace! ¡Morirás de...! ¡Oye! Eso dolió. — se queja al volver a sentir mi codo en la piel de su estómago.

— ¿No pudiste ser un poco sensible? — me quejó.

— Él no se merece que sea sensible, Jolie, no se merece nada de nosotros, ya hizo lo que tuvo que hacer, dijo lo que tuvo que decir y ya, ¡Fin del asunto! — expone su punto.




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