Llegaste Tú

Capítulo 18

No le guardo rencor, su tristeza me conmueve y, después de escucharla, siento, por humanidad, la necesidad de ayudarla. Ya no la veo como una rival, sino como una joven desamparada que, por desespero y desengaño había renunciado a los placeres mundanos propios de la juventud que ostentaba para dedicarse, por entero, a su retoño.

Ella me mira, sin proponerse ocultarlo y, sin duda, nota el cambio positivo en mi persona y susurra:

-Has continuado con tu vida - y después de algunos minutos de descanso añade con tristeza - Eso es bueno, tienes buen semblante, es que hablas con optimismo, pero yo no logro superarlo.

-Pero tienes que retomar tu vida, se lo debes a él - alego mirando a Abel.

Las palabras, fueron firmes y sinceras y ella asimila el consejo de forma positiva pues, al mirar a su hijo su rostro se ilumina.

No soy su amiga pues, todavía, el pasado nos separa, pero, sin querer, el destino había cruzado nuestros caminos y, desde el fondo de mi alma, deseo un fin para el sufrimiento de esa familia. Antes de proseguir la marcha le doy un beso al pequeño en ambas mejillas y le digo a la joven:

-Sin dudas Alberto fue un hombre muy especial, pues llenaba, con sus detalles, cada espacio de nuestras vidas, pero fue también hipócrita y desleal y no se merece que desperdiciemos lo más valioso que poseemos. Es hora de dejarlo ir.

Ella sonríe y me toma las manos en señal de agradecimiento.

Sentí la imperiosa necesidad de abrazar a Jaime y le di las gracias a Dios por haberlo puesto en mi camino, por lo que caminé apresuradamente hacia mi hogar. Alberto era un recuerdo lindo para mí y, cuando su deslealtad venía a mi mente, la apartaba, pues prefería mil veces la perdurabilidad de aquellas cualidades que lo convirtieron, por quince años, en el hombre de mi vida. Jaime era otra cosa. Con él todo era más fácil, más transparente, más sincero, más vivo.

Mi esposo se sorprende cuando, al llegar a la casa, lo beso con intensidad y fuego. Estoy segura de querer compartir mi vida con aquel muchacho que, ante mis arrebatos, reacciona con una mezcla de ternura y fervor. Es mi anhelo en el presente y, a la vez, mi ferviente deseo para el futuro.



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En el texto hay: romance, mujeres, engaño y amor

Editado: 14.11.2024

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