Llegaste tú, como mi regalo de navidad

Capítulo único.

Feliz Navidad.

Capítulo único.

Navidad y familia que decir de esas palabras, pasar las fiestas en familia es lo mejor del mundo, no para mi odio las navidades, una fiesta que la mayoría del mundo ama, pero mi caso es otro y te contare el porqué,  hola me llamo Daniela soy una joven de 20 años, estudio en la universidad para seguir la tradición de mi padre, la gerencia de una gran corporación, que mi padre heredo y por lo tanto yo la heredare en algún momento, no me gustaba el curso que estaba tomando mi vida, pues no es la vida que quiero, además que mi padre desea tanto que me case con uno de los hijos de sus socio, odio esto, la vida apesta en totalidad, además la navidad esta a la vuelta de la esquina, significa otro año mas de estar rodeada de gente vacía y sin sentido, solo burócratas que tan solo les importa su bolsillo, es por eso que me vi acorralada de una pesadillas sin fin, mi familia no le importa mis sentimientos, no puedo mas con esta vida, es por eso que estoy aquí en el puente de la cuidad intentando con un objetivo en mente, estaba a punto de lograr mi objetivo hasta que alguien intenta impedirlo y antes de tener un colapso mental estaba en los brazos de un hombre, mas o menos de mi edad, parecía de verdad asustado de lo que iba a hacer, después de eso estuvo una hora regañándome y dándome el sermón, a lo cual le conteste que no sabe nada de mi vida como para decir saber lo que siento.

 

Esa noche era realmente fría así que como agradecimiento por su acto heroico le invite a tomar café, charlamos mucho y que coincidencias de la vida, se llama Sebastián y trabaja en la compañía de mi padre, era uno de los muchos secretarios que había en la compañía, yo he ido un par de veces y nunca me lo tope, puesto que nunca hubiese olvidado su apariencia, era realmente guapo su cabello chocolate y esos hermoso ojos color esmeralda, así que realmente las veces que he ido a la compañía de mi padre nunca le vi, hablamos el tema importante “mi vida”. Prácticamente es la primera persona que le confieso mi sentir, mi padre me obliga a hacer mi vida a su semejanza, ha arruinado tantos proyectos de mi vida, por que simplemente le importa sus lujos, mi madre es tan solo su lacaya y no se impone para no perder su vida llena de lujos, las cosas no fueron tan malas mi hermana mayor por cuatro años Clara, ella llenaba un poco el vacío, era mi mejor amiga y confidente en esa casa tan carente de amor pero todo cambio cuando mis padre la obligaron a casarse con un hijo socio de mi padre, solo por mas dinero claramente, solo le arruinaron la vida de Clara pues tiene que soportar malos tratos e infidelidades de su esposo, a mi por supuesto que me esperaba lo mismo.

 

Luego de haberme quejado y llorado por horas, el solo sonríe y asiente paciente, yo solo agradezco que fuera tan paciente conmigo y sobre agradecer que me haya salvado la vida, esa noche no pude dormir bien pues en mi cabeza viene la imagen de él, “Sebastián” pensé antes de por fin cerrar los ojos y conciliar el sueño, a la mañana siguiente la misma rutina levantarme temprano hacer los últimos exámenes para graduarme de la universidad, ir en la tarde a la empresa de mi padre, pero esta vez fue diferente lo vi por ahí a Sebastián por los pasillos cerca de la oficina de mi padre, lo vi entrar a una oficina cerca no pude resistirme en ir a verlo, al verme me invito a pasar, conversamos lo que quedaba el resto de horas de trabajo, claro que le ayude ya que yo fui una distracción y debía terminar, fue así que comenzamos a pasar mas tiempo juntos y conocernos más, así como también fue que estaba creciendo un sentimiento, me estaba enamorando de él, no me importaba que provenga de una familia humilde, que tuviera un salario bajo, nada de eso realmente me importaba, pero había un gran problema en medio que evitaba que me confesara, mi padre.

 

Los días comenzaron a pasar y fue así que la navidad llego, era el día de lo mismo, mi casa llena de gente ególatra, amigos de mis padres, viejos socios de mi padre, el mismo circulo de gente que tanto me fastidia, y lo peor esta noche conoceré a mi tan afamando prometido, desde que tengo uso de razón he vivido mi vida de estudios de etiqueta, de moda e incluso música solo para conseguir marido, es así como me proyectaron mis padres, ser solo un títere mas en sus filas de lacayos dispuestos a darlo todo por ellos, solo para nutrir mas sus riquezas, ese es el para que nací ya que mi padre no tuvo a su ansiado hijo varón nos usó con ese propósito a mi hermana y a mí, andaba por aquí por allá en medio e esta gente, la mismas conversaciones sin importancia, estaba ahogándome en mis penas, podría gritar a todo pulmón y nadie voltaria a verme sin importar lo que me suceda, estaba divagando cuando mi padre me detiene, el momento llego es hora de conocer al mi carcelario matrimonial.  

 

  • Hija por fin te encuentro, te presento a Arturo tu prometido. Dice con una sonrisa y se aleja.
  • Hola.
  • Hola. Dije secamente.
  • Que esposa me espera, no puedo creerlo.
  • No lo harás, no me casare contigo.
  • Sabes que debes hacerlo, es parte del contrato.
  • ¿contrato? No sabia nada de eso.
  • Jajaja pero que lenta, así es hay un contrato de por medio, si alguno de los dos intenta cualquier cosa para no casarnos, pues adivina perdemos todo.
  • Eso no me interesa en lo más mínimo, puedo trabajar. Dije firme.
  • No esperaba esa respuesta, pero cuando nos casemos cambiare eso, tendré que educarte. Dice para alejarse.



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En el texto hay: relato corto, relato navideno

Editado: 18.12.2019

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