Meses después me preguntaste lo que tanto esperé, lo que tanto soñé y lo que quería responder. Desde mi perspectiva presente, creo que ya había señales de tu verdadero yo y tendría que haber corrido como si mi vida hubiera dependido de ello. Desde mi mirada original, eras un santo, el amor de mi vida y sanador de mis heridas.
Al fin y al cabo dije sí, dije sí a la oportunidad de ser sanada. Mas no sabía que las cosas que sanan también lástima; no tenía idea de que tu daño sería mayor que el mío.
Y mi teoría comenzó a tener sentido, aquel daño mayor arrastra al menor y se fusionan, dejando un gran daño dentro de la persona más débil y, en este caso, esa fui yo.
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Editado: 07.02.2019