El fin había llegado, terminaste conmigo una vez que te llevaste todo. Ya no sabía quién era, no había indicios de vida en mi cuerpo. Rompiste todo a tu paso, me rompiste por completo.
Lágrimas salían de mis ojos aquel día, me había quedado sola. Estaba completamente sola y bailando con mi propio fastasma del pasado.
Cuando me vi en el espejo, contemplé mi cuerpo desnudo. Vi las marcas que me habías hecho tú, vi las que me había causado yo y, por último, vi las que me había hecho la vida. Todas eran cicatrices ya, pero dolían. Cada una de ellas me dolía.
Lloré frente a ese espejo, viendo mi cuerpo desnudo y contemplando mi alma lástima, fue entonces cuando caí en cuenta de que no era nadie. Yo solamente era un conjunto de marcas que dolían.
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Editado: 07.02.2019