Esa noche lloré un río completo y sufrí un calvario; esa noche viví el infierno de un alma atormentada. Sin embargo, sobreviví.
Y al día siguiente todo seguía siendo igual de malo, mi mente seguía igual de rota y mi cuerpo sufría más que un dolor físico, mas seguí adelante como si nada pasara.
Comencé a vivir, o me convencía de ello, conocí personas y gane nuevas marcas. El truco estaba en siempre estar bien, yo era una persona sana y alegre para todos. Yo debía estar bien, siempre bien.
Pero dicen por ahí, que no puedes ocultar algo por siempre, porque luego explota y todo se destruye.
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Editado: 07.02.2019