Pasaron los días y por fin llega el fin de semana. Ya extrañaba lo que es dormir hasta tarde.
Me digné a levantarme de la cama cuando eran las 11, "era un hermoso día".
Fui a levantar a Narella cuando el desayuno ya estaba listo.
Los dos nos sentamos en la mesa a desayunar mientras escuchábamos música en la radio.
—Nana, ¿terminaste toda la tarea que te dió la seño?— le pregunto levantando una ceja, ella niega con la cabeza.
—Me falta poquito— dice encogidose de hombros.
—Si hoy terminas todo, mañana nos vamos a pasear, ¿te gusta la idea?— digo mientras esbozo una gran sonrisa y muevo las cejas con exageración.
—Siii— dijo emocionada. Se fue corriendo para su cuarto, y volvió con su mochila del colegio, yo me reí y empecé a juntar las cosas de la mesa así ella tenía lugar para apoyar las cosas.
Pasan las horas.
Yo estoy acostado en el sillón leyendo mientras Narella está haciendo sus deberes.
Escucho que a mi celular le llega una notificación.
Me acerco a donde lo había dejado y me fijo que es.
*Solicitud de amistad en Instagram*, veo de quien es y resoplo mientras niego con la cabeza.
*Luisa Mondiel*
Veo que también ya me había escrito.
*-No te olvides de mí, bonito ;)*
No lo dude ni un segundo y la bloqueé. Necesitaba paz para el finde, ya bastante que la tengo que ver todos los días de la semana.
Ya empezó a oscurecer así que me puse a cocinar unas bombas de papa con queso de almendras dentro. Cuando ya estaban listos apague el horno. Aproveché para pegarme una ducha rápida para no dejar a nana mucho tiempo sola.
Cuando estoy en la pieza terminándome de cambiar, escucho un grito que proviene del comedor y unos pasos rápidos que vienen para la pieza.
—¡Ale, terminée! ¡Terminé!, ¡terminé!— gritaba como loca saltando para todos lados con su cuaderno en la mano. Yo solo me reí.
—A ver, mostrame lo que hiciste— digo mientras me siento en la cama y la siento a ella sobre mis piernas.
Nos quedamos ahí un rato largo mientras nana me mostraba todas las cosas que hizo y me las explicaba una por una.
—¡Muy bien hermosa!, a donde quisieras ir mañana a pasear.
—Mmm...— se queda pensando —¿cualquier lugar?— me mira dudosa.
—Obviamente nana, te lo ganaste por hacer tu tarea— le digo con una sonrisa.
—¡Quiero ir al cine!— dice mientras pega un salto y se queda al frente mío saltando.
—Entonces mañana nos vamos los dos al cine y de paso a comer— le digo y le guiño un ojo, —y hablando de comer, vamos a comer ahora antes de que se enfríe la comida.
La llevo al comedor agarrada de la mano. Ella se queda sentada en la mesa mientras que yo sirvo los platos y nos sentamos los dos a comer.
~•~
—¡Dale Aleeee!— me pega un grito enojada.
—No quiero ver "Maléfica 2", podemos ver otra más divertida, que de risa.
Yo me comporto como un nene chiquito en estas situaciones, siempre hay una guerra campal entre nosotros para elegir una película. Sin importar donde estemos, en este caso, estamos en el medio del cine a los gritos.
—¡Que no Alejo!, es mi premio, yo tengo que elegir— se cruza de brazos con la cabeza agachada y sus labios se ponen modo de puchero.
Ay no, ya sabía que es lo que iba a hacer, con eso siempre gana las peleas.
—No llores Narella, esto lo podemos solucionar hablando— le digo suave. Pero su labio empieza a temblar mientras que sus ojos se llenan de agua.
Suspiro y levanto los brazos en señal de que me rindo, ella lleva la cabeza y pega una sonrisita traviesa.
—Esta vez ganaste, pero va a ser la ultima ¡eh!— digo en tono divertido y ella se ríe.
De ahí fuimos a comprar pochoclos, algunas golosinas y gaseosa.
No puedo concentrarme en la película, si mientras tanto, no estoy comiendo algo.
Veía todas las nenitas emocionadas haciendo la fila con su mamá y bueno, después estaba yo, ahí parado con los dos tarros grandes de pocholos con una cara de pocos amigos.
Una vez que entramos a la sala lo único que hice fue comer todos los pochoclos, compré especialmente los grandes porque sabía que Narella no se llega a comer ni la mitad de los suyos. Así que comí feliz toda la película.
Cuando terminó la peli, fuimos directo a comer a una tienda de pastas. Una vez ahí sentados se nos acerca una chica bajita de pelo largo, colorado.
—Buenas noches, que desean ordenar— dice con una gran sonrisa.
—Buenas, quisiéramos dos platos de spaghettis, uno con salsa pesto y otro con salsa roja por favor.
—¿Y algo que quisieran tomar?.
—Una botella grande de agua saborizada de manzana, por favor— digo amablemente dándole una sonrisa.
—En 20 ya estará— dice y luego se retira de la mesa.
La comida vino mucho mas rápido de lo esperado y nos sentamos a comer.
Por suerte el lugar no era tan caro.
Cuando terminamos de comer pague la cuenta dejándole 30 pesos de propina y nos fuimos de ahí.
Estábamos caminando por las oscuras calles de lo tarde que era.
—Tengo sueño— se quejaba Narella mientras bostezaba.
—Ya falta poco Nana, ¿Querés que te alce?— pregunto mientras estiro los brazos hacia ella porque ya sabía la respuesta.
Ella asiente con la cabeza y yo la cargo, cuando esta arriba mío apoya su cabeza en mi hombro.—No quiero ir mañana al cole.
—Ah nono, eso no se discute, no podemos faltar a nuestras responsabilidades— digo apurando el paso y ella se queda dormida en mi hombro.
Editado: 18.08.2020