Lo hice sin pensar

Capítulo 9

Despierto por el sonido de mi celular, intentó alcanzarlo pero me es imposible ya que no está en mi velador. Abro los ojos y veo a Anabell acostada sobre mi pecho, imágenes de la noche anterior se reproducen en mi mente y sonrió como un idiota, ella me ama.

La veo moverse y cierro los ojos pareciendo dormido, ella comienza a trazar círculos con sus dedos sobre mi brazo. Abro mis ojos y ella tiene la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, pura y llena de amor y es toda mia. Ella y su sonrisa son toda mía. 

-Buenos días.-digo mientras le beso la frente.

-Buenos días.- dice mientras se incorpora para besar mis labios.

Mientras nos besamos mi celular vuelve a sonar.

-¿No piensas contestar?.- niego con la cabeza.

-hoy no responderé ninguna llamada, quiero estar así, junto a ti todo el dia.

Pasados unos minutos el timbre del departamento comienza a sonar desesperadamente.

-Mierda, ¿quien será?.- digo mientras agarró mi celular del suelo.

Al mirar la pantalla me doy cuenta que tengo no dos si no más de diez llamadas perdidas, tres de mi padre y el resto de Irene. ¿No se supone que está de viaje y no llegaría hasta en dos semanas?.

-es tu madre.- digo colocándome el pantalón.

-¿Qué?.- dice poniéndose de pie

-la persona que llamaba era tu madre.- digo mientras le entregó su polera.- iré a ver quien toca el timbre, tu no salgas de aquí termina de vestirte. 

Mientras me dirijo a la puerta terminó de vestirme, observó por la mirilla de la puerta y veo una muy cabreada Irene con sus maletas en mano.
Abro la puerta poniendo mi mejor sonrisa.

-Irene, que sorpresa.- digo mientras con una mano la invito a pasar.

-te he llamado toda la mañana, y a Anabell también ¿donde se meten? necesitaba que alguien fuera por mi al Aeropuerto.

-¿Que haces aquí? 

-abajo hay un taxi necesito que lo pagues, no tenía dinero. me robaron la cartera al salir a la calle.

Saco dinero de mi billetera y se lo doy, será la escusa perfecta para advertirle a Anabell

- Ve a pagarlo yo iré a ponerme unos zapatos.

-Gracias, dile a mi hija que estoy aquí necesito hablar con ella. 

-Claro, iré a ver si está despierta.

Corro hasta la habitación de Anabell, la encuentro vestida y peinada ordenando su habitación.

-Es tu mamá, dice que quiere hablar contigo algo importante.

-¿Que hace aquí? Por que no fue directo a casa.

-Dijo que le habían robado la cartera, tuve que darle para pagar el taxi. Anabell, mírame.- digo mientras le levanto el mentón.- yo te amo, pero lo que pasó anoche no debe saberlo nadie.

Ella me mira con sus ojos bien abiertos. Lo que le diré no será para nada fácil pero espero que ella pueda aceptarlo.

-nadie jamás debe saberlo escúchame bien, debo casarme con tu hermana si o si no hay nada más que pueda hacer. Necesito cobrar esa herencia, y se que será difícil de entender pero no puedo cancelar el compromiso o mis padres sospecharan y ya no podré cobrar el dinero que mi abuelo me dejo.

Las palabras salen como un monólogo bien planeado de mis labios, y es que estuve toda la noche pensando en que decirle una vez que el compromiso siguiera adelante. Veo como sus lágrimas caen por sus mejillas, y aparta su cara de mis manos mirando hacia la ventana.

-vete.- dice entre sollozos.

-Anabell.- digo mientras me acerco a ella.

-vete, vete de aquí no quiero verte.-se da vuelta quedando frente a mi.- nunca más en mi vida. 

Sus palabras calan en lo más profundo de mi corazón, no puede estar diciendo eso en serio.

-Lo siento, no quería hacerte daño.

La puerta es abierta, e Irene irrumpe en la habitación.

- acaso no escuchas tu teléfono, estuve toda la mañana llamando. Eres una mala hija Anabell.

-Mamá estaba durmiendo y no se donde está mi teléfono.- Dice secándose las lágrimas.

-¿y a ti que te pasa? 

-Nada, sólo me duele la cabeza.- dice mientras me mira. 

-Bien las dejaré solas para que puedan hablar tranquilas.- digo saliendo de la habitación. 

-No, Cristiano necesito hablar contigo también.

-¿ Que pasa? 

-Bien les diré de una vez, Anabell estamos en quiebra. El Banco nos quitará la casa. Tuve que volver de mi viaje por que tengo tres días para sacar nuestra ropa. 

-¿Que? Pero la casa esta pagada, papá antes de morir nos dejó todo listo.

-Tuve que pedir una hipoteca, como crees que hemos vivido todos estos años. Yo no soy una mujer hecha para trabajar.

Mi mente queda en blanco un segundo, luego todo encaja, su llegada, las llamadas de papá, todo.

-Cristiano tu padre dijo que podíamos vivir aquí con ustedes hasta que te cases con Amelia, luego ustedes se irán a vivir a una nueva casa y nosotras nos quedaremos aquí.

Confirmado, todo los pensamientos que tenia segundos antes fueron aclaradas.

Esto será aún más difícil de lo que pensé. Anabell terminará odiándome con todas sus fuerzas.




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