Desde pequeña me decían que debía tener cuidado con la gente mala, que no todas las personas son iguales, e incluso el que te agarra la mano puede llegar a soltarte.
Crecí con miedo; con miedo en no saber en quién podía confiar. Hasta que descubrí por mí misma, que la gente mala no existe.
Nadie nace siendo mala persona, se nace sin complejos, sin miedos y sin ninguna maldad.
Las circunstancias en las que viven son las que afectan de diferente forma a cada uno y hacen que cambie poco a poco la vida de cada persona.
Todos somos iguales y a la vez muy diferentes, probablemente "la gente mala" sea gente infeliz que necesita encontrar una motivación en la vida y un motivo para sonreír.
Quienes me decían que no conseguiría nada me hicieron fuerte, tal vez por eso no los considero malas personas.
Gracias a ellos estoy escribiendo hoy esto, para demostrarles que estaban confundidos.