Te quiero tanto que duele.
Duele saber que quizás no siempre estarás aquí. Que hay miles de personas mejores que yo capaces de darte lo que yo no puedo.
Qué difícil es amarte así, amarte con miedo a perderte, echándote de menos aunque estés a mi lado y alejándome sin querer hacerme daño, aunque me lo haga más así que simplemente disfrutando.
No quiero estar distante, lo prometo, pero el miedo a perderte me pesa más que la felicidad por tenerte.
Qué cobarde soy por no cuidarte, por excusarme con el miedo en vez de luchar por eliminarlo, por quedarme callada cuando quiero gritar, gritar por desahogo e incluso romper a llorar.
Me muero de amor con tu sonrisa, esa preciosa curva que hace que todo dentro de mí estalle, me muero cuando me tocas, porque con un solo roce me dejas los pelos de punta.
Por favor, no me sueltes, agárrame la mano y cierra los ojos, aférrate a los buenos momentos y quédate conmigo, quédate siempre, en el amor y en el dolor.
Dime la verdad, ¿dudas si te quiero? Porque en realidad te amo, tanto... que duele.