Lo más profundo de mi alma.

Muerte.

Sentí cómo dejaba de respirar, dejándome sin aliento. No iba a escuchar su voz, ni abrazarlo o ver su sonrisa, no estaba más. Me sentí morir con él. Estaba extrañándolo, quiero volver el tiempo atrás. 

Entre las lágrimas lo miré y golpeé la pared, parándome de la silla. De repente, quise pegarle. Preguntarle por qué se había metido en lo más profundo d emí, sólo para irse. Como si yo fuera una parte secundaria de su vida. Porque no era así. Yo era la que más apyoo le daba, y él era mi sostén.

¿Quién le dio el derecho? Me prometió que iba a quedarse y luchar, ¿Dónde está ahora? 

—Señora, —Me llamó una enfermera, yo me di vuelta hacia ella— Su marido le dejó esto. —Me dio un pedazo de papel doblado a la mitad— Lo escribió antes de entrar a quirófano, estaba encaprichado.

Tragué saliva. Cuando se fue, miré el papel en mis manos.  




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