Char
La discoteca esta más llena de lo normal. Las clases han oficialmente terminado debido a las festividades, todos los estudiantes vienen a festejar, a llorar por sus malas calificaciones y a aliviarse de todo.
Alex ha estado un poco distante desde que me encontró en su casa sin autorización. Como pensé que estaba enojado esperé hasta que él me dijera que su grupo de amigos iba a salir y no fui a su casa sin avisar.
Cuando recibí su mensaje y dijo que pasaría por mí, a casa no pude evitar emocionarme. Necesitaba distraerme un poco.
Salí corriendo a casa luego de clases, disculpándome con Jora y los chicos que querían ir a ver una película en la noche.
Esperé a Alex fuera de casa unos treinta minutos, no porque se haya retrasado sino porque no soportaba estar dentro más tiempo.
Cuando lo veo aparecer le sonrío, lleva un pantalón elegante blanco y una camiseta verde olivo.
Me explicó que sus amigos querían ir a otra discoteca, que tiene una etiqueta un poco más formal.
Tuve que rebuscar bien en mi armario para encontrar algo que yo sintiera mínimamente apropiado.
No podía darme el lujo de comprar algo nuevo, pero creo que logré acercarme lo más que pude.
Al ver la mirada de Alex sobre mí casi no me aguanto la mirada de orgullo.
—¿Quieres probar?—Alex me da su bebida, viene en un vaso diferente, un cóctel.
El sabor es diferente, no es tan amargo como los había probando antes, es dulce, ni siquiera parece que contenga alcohol.
Asiento y el chico sonríe antes de pedir una bebida para mí.
Noto la mirada de un chico hablando con Mosi, es bastante alto, no tanto como Alex pero tendría que levantar la vista para mirarlo. Le sonrío de regreso.
Agarro la bebida y me la tomo lo más rápido posible, para que el efecto empecé a quitarme la incomodidad del cuerpo.
La música se mueve a través de mi cuerpo. Aunque los recuerdos de hace un par de años querían invadirme me recuerdo a mi misma que no estoy en casa bailando con mamá, no estoy en la sala con la música a tope, gritando y riendo como lo hacíamos siempre después del colegio, no, estoy en una discoteca, tan lejos de casa que aun así no se sentía suficiente.
No había aire ahí, pero aquí, con todos los cuerpos sudorosos a mi alrededor, con el alcohol en mi sistema y la música, podía respirar mejor que nunca.
Una mano en mi cadera acompañó mis movimientos. Los labios de un chico se estampan en mi cuello, pero no siento nada, nada más que las terribles ganas de bailar.
Me doy la vuelta y lo veo, sin verlo realmente, porque es solo uno más de los que están bailando. Mi cuerpo se mueve junto a el de él, tan desesperado como el mío de encontrar una salvación a través de la pista de baile.
Me acerco a la barra, pido una bebida más. El chico de la pista de baile toma mi cintura y me abraza por atrás, me doy la vuelta para verlo, el chico sonríe y acerca su rostro al mío pero lo detengo.
Suspiro guiando sus labios a mi cuello, donde se pierde mientras aprieta de cuerpo al mío.
Miro a mi alrededor, sintiendo una mirada.
Los ojos negros de Alex están sobre mi. Sus manos están en la cintura de una chica castaña, los labios de ella en su cuello, tratando de sostenerse como puede, ya que sus piernas tambalean.
El chico en mi cuello chupa un poco fuerte lo que me hace sacar un gemido más de dolor que placer, sonido que parece haber volado desde nuestro lado hacia Alex, sus ojos se endurecen y mi sonrisa aparece.
Mis ojos se cierran lentamente, como si el pesor exigiera que se cierran por completo.
—¿Lo has besado?—su susurro llega fuerte y claro, la pregunta no es exigente, es de pura curiosidad, independientemente de la respuesta, el chico quería saberlo.
Agarro la cara del chico frente a mí, tomo su rostro con mis manos. Aun tan cerca, y no logro verlo.
Más que un tachón.
Sonrío y me doy la vuelta, agarrando mi bebida y dándole un gran trago.
Cuando giro veo que Alex esta frente a nosotros.
Sus ojos fijos en mi bebida.
El chico a mi lado se asusta y se va.
—¿Quieres?—pregunto, tomando de mi bebida sin apartar los ojos de él.
Alex parece tenso, pero luego respira para devolverme la sonrisa.
—¿Quieres irte?—pregunta, pero niego con la cabeza sonriendo.—Entonces baila conmigo.
El chico traga saliva esperando mi respuesta.
Mis ojos lo analizan, sus anchos hombros, su negro cabello que se ha movido un poco hacia su rostro, su mano esta sobre la barra, de alguna manera tratando de acercarse los más que puede, pero sin tocarme.
Asiento. Dejando mi vaso ya vacío sobre la barra.
Agarro la mano de Alex, sin apartar mis ojos de él. Guiándolo hacia la pista de baile. Caminando hacia atrás hasta que estamos en medio.
Alex no aparta los ojos de mí, mientras mis ojos se cierran, mis manos bailan conmigo, moviéndose a través de mi cuerpo, de mi cabello, al ritmo de la música.
Siento unas manos en mis caderas, abro los ojos para ver los oscuros ojos de Alex, que se ha acercado a mí, lo suficiente como para que tenga que levantar mi cabeza para no ver su pecho.
Sus manos viajan de mi cadera hasta mi cintura, acercándome más él, moviéndose de un lado a otro, junto a mi.
Mis manos van desde su pecho hasta su hombro, respirando entrecortadamente por el movimiento de nuestros cuerpos.
—Char...—su voz resuena mientras su nariz se acerca a la mía. Pero se queda ahí, sin moverse más de un centímetro.
Bailamos con las frentes pegadas, con nuestros cuerpos pegados, con nuestras respiraciones mezclándose.
—Char, ¿puedes sostenerte un segundo? Necesito abrir la puerta.—mis ojos se abren un poco, lo suficiente como para poder poner mi peso sobre la puerta, dejando que Alex saque las llaves de su casa de su pantalón, abriendo la puerta para nosotros.
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Editado: 06.03.2024