Camino por las calles desiertas, sintiendo una creciente sensación de inquietud. El día fallece, una fúnebre sombra descorre su velo, y el último rayo de sol moribundo, apenas se vislumbra entre las sombras del cielo. Todo está en penumbras. El viento helado trina y cala los huesos.
Otro día de trabajo culmina , solo quiero llegar a casa. Todo el día escuchado sobre disfraces y fiestas de Halloween. ¡Que tontería! No entiendo por qué los adultos se emocionan tanto por una festividad infantil.
Las calles están llenas de decoraciones . Calabazas talladas, telarañas y esqueletos falsos adornan las casas.
Rodeé los ojos y aceleré el paso, deseo llegar lo antes posible, cenar, y meterme a la cama ; mañana será peor.
De repente, siento la presencia de alguien tras de mí. Miro sobre mí hombro, pero no hay nadie.
"Debe ser mi imaginación", razoné tratando de calmarme.
Sin embargo, la sensación de ser observada no desaparecía. Continuo mi camino, pero la sensación se hacía más fuerte a cada paso. Comencé a sentirse inquieta, caminé más rápido y al girar una esquina, tropecé y caí al suelo. Levanté la vista, y vi un figura acercándose lentamente llevando con una máscara aterradora. Intenté levantarme, pero el miedo me paralizaba.