Lo que callamos para no rompernos

Lo que escondemos para sobrevivir

Hay marcas que no se ven, pero pesan. No están en la piel, sino en el alma. No sangran, pero duelen. Son cicatrices que escondemos en donde no queremos mirar. Como si taparlas bastara para que no existan. El cuerpo apenas muestra una parte. Lo demás queda sepultado en recuerdos grises, hundidos en lo más oscuro. Algunas heridas no sanan nunca. Se quedan ahí: en el pensamiento, en lo que no se dice. No se borran. Nos recuerdan lo vivido. Y a veces, vivir con ellas es la única forma de seguir.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.