Lo que callamos para no rompernos

No me rompí, me perdí.

Nada duele más que no reconocerte, estar dividida entre lo que fuiste, lo que esperaban que fueras y lo que realmente
eres. Vivir atrapada entre versiones inventadas, sin saber cuál es la verdadera. Cuestionarte si actúas según tu realidad o la de los demás. Odiarte por estar confundida. La fuerza se ha ido; solo quedan las ganas de rendirte.
Cansada de esconderte por miedo a decepcionar. ¿Por qué vivir así? Sentirte aislada por pensar diferente, por no
seguir reglas impuestas. Cada quien libra sus batallas como puede, y yo estoy librando la mía con lo poco que me
queda. Me convertí en una sonrisa que oculta las lágrimas. Pero ya no quiero ser recuerdo. Quiero ser voz. Porque lo
que callamos para no rompernos… también merece ser dicho.




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