Lo que callamos para no rompernos

Cuando el alma grita y nadie escucha

¿Has sentido que el alma grita y nadie escucha? Ganas de llorar hasta vaciarte, de soltarlo todo sin máscaras. Yo también. Hay días en que respirar duele, en que la soledad castiga y el silencio pesa más que cualquier palabra. Me he sentido fuera de lugar, culpable por ser distinta. Pero aprendí que ocultar mis heridas no me salva: me borra. Soltar lo que arde dentro no es debilidad. Es resistencia. No te encierres en prisiones invisibles. Libérate. Aunque tiemble. Aunque duela.




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