Lo que callamos para no rompernos

Cuando todo se rompe

Hoy entendí que lavarse la cara no detiene el llanto, y respirar hondo tampoco sirve. Hay momentos en los que, cuando cae la primera lágrima, las demás ya no obedecen. El nudo en la garganta no deja hablar, y la mezcla de emociones te desordena por dentro. No sé si lo que siento es tristeza, decepción o simplemente agotamiento. Tal vez todo a la vez. Lo único que tengo claro es que estoy harta. Harta de fingir, de sostenerme, de seguir como si nada. Y aunque no sé cómo seguir con este vacío, sé que no puedo seguir ignorando que algo dentro de mí se rompió.




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