Lo que callamos para no rompernos

Cuando el silencio ya no basta

La vida es una sola, y no pienso seguir viviendo la que otros diseñaron para mí. No voy a callar lo que me quema
ni disfrazar lo que me duele. Ya no me importa el qué dirán, ni encajar en moldes que no me representan. No
necesito permiso para sentir, no pienso cohibirme nunca más. Lo que guardamos nos rompe, y cada herida que se
oculta se vuelve más difícil de sanar. Aceptar que nadie va a salvarme, que solo yo puedo sanarme, duele, pero
también libera. Ese es el primer paso: dejar de esperar, comenzar un nuevo camino donde el dolor no se niega
pero tampoco se esconde, donde cada emoción tiene lugar y cada herida se convierte en memoria. Porque hay
batallas que no se ganan, pero nos transforman. Y eso también cuenta.




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