PRÓLOGO

Desde que soy pequeña, he sido bastante consiente de que la sensacion de gustarte alguien no es algo fuera de lo normal. Solo no estaba en la edad adecuada para tener ese tipos de ideas. Nunca me habia pasado, puesto que no conocia a mas niños.

Al entrar al prescolar, desde segundo año no fue tan buena idea, pues al parecer, ya todos tendrian a sus grupos de amiguitos con los que se juntaban para corretear en el recreo. Y yo, siendo tan introvertida. Supongo que no mezclaba nada.

No obstante hubo ciertas personitas que si me vieron llegar, como Henrik. Ese niño, tal ves no fue el primero que me hablo, me saludo o interactuo conmigo primero; pero al hacerlo fue bastante amable. Si nos saltamos la parte en la que lo mire feo.

Tiempo despues comence a sentir cierto... cariño, del cual no sabia nada. Solo se que cuando lo veia era atractivo, a mi gusto, me parecia simpatico. Y lo mejor fue que nuestras mamas se volvieron amigas del alma.

Al pasar los años y para mi suerte tan buena, quedamos en la misma escuela primaria. Me iban a inscribir en otra pero la gran amistas de su mama y mi mama, hizo que nuestras vidas se volvieran a topar.

Me olvide de el por al menos cinco años, uno de esos fue cuando un virus capaz de matarte al contraerla se expandio por todo el mundo y, no lo pude ver. Ya los demas fueron por otros niños.

En quinto volvi a sentir aquello de hace mucho y ese año no me le declare yo, se lo dijo otra persona. Al muy idiota se lo confie y fue en el recreo con el para contarselo. Despues vino a mi y me rechazo, quedando como una tonta. Obvio me enoje y los ignore.

Segun yo ya no sentia nada. Pero ese dia lo cambio todo. Cuando lo vi bajando del autobus, con el mismo destino al que yo me dirigia.