CAPITULO 1
|CON EL TIEMPO|
Michelle
Suelo ser una persona optimista, cuando la situación lo amerita. Claro. Pero está ves, nos creo llegar a tiempo para mi primer día en la preparatoria.
Suelo ser una persona muy floja y me encanta dormir. Pero está ves me pase. Mi alarma llevaba sonando veinte minutos y la apague para volver a acurrucarme en mi cama. Una hora después mamá entro corriendo a mi habitación, despertándome cuando empujó demasiado fuerte la puerta.
Ahora estoy corriendo a toda prisa hacia la estación de autobuses con una manzana en la mano derecha, mientras mastico a toda velocidad.
El autobús pasa a las ocho en punto a cinco cuadras de mi casa. Cuando veo al fondo de la última. Este ya se está estacionando, abre las puertas y unos cuantos chicos se suben. Al llegar me falta el aire. Me subo jadeando del cansancio.
Tomo aciento hasta el fondo. Prendo los datos de mi teléfono, me pongo los audífonos inalámbricos, abro Spotify y me concentro el letra de la canción que suena. Es Here de Alessia Cara.
Pronto suben más chicos. Traen el uniforme escolar, no les presto mucha atención. Estoy muy concentrada viendo el camino que recorremos a través de la ventana.
El cielo se ve bastante iluminado, el sol ya a salido e ilumina todo al rededor. Por donde vivo no hay tantas casas. Por ello se ve despejado y bonito.
La canción cambia a una de Rosa Linn y se empieza a escuchar snap. Habla sobre una chica que quiere dejar de sentir cosas por el chico que le gusta y por ello escribe una canción.
Pronto el autobús para y abre sus puertas. Al bajarme subo la vista para ver la gran estructura. Pero me topo con el cuerpo de un chico. No lo reconozco hasta que se da vuelta. Antes choque con el así que era de esperarse.
Y a quien veo me deja la mente en blanco.
Henrik Blass.
★☆
Henrik
En lo único que puedo pensar es en un nuevo comienzo. Tomo aciento en un lugar vacío junto a la ventana. El autobús escolar va a reventar. Casi todos los lugares están llenos. Un nuevo año escolar comienza y supongo que todos queremos deshacernos de la vida adolescente cuánto antes.
Son la ocho con quince en el reloj. El cielo está despejado y con el sol inundando las calles, todo está desierto. No hay tantas casas y eso mejora aún más la vista.
Pronto llegamos al campus. Me hago espacio entre las personas para pasar. Lo malo es que me senté un tanto atrás y medio autobús se bajó por ahí.
Al bajar me encuentro con el sol de cara. Esta muy fuerte. La estructura de concreto que se encuentra frente a mi es alucinante.
En ese momento siento como alguien choca conmigo. Me volteo por inercia. Lo primero que veo es su cabello, es una chica un tanto bajita.
Sube la vista y no puedo creer a quien me acabo de topar. Lo sé tan solo con ver sus ojos café oscuro y las pestañas espesas que tiene.
Michelle Liboint.
—Perdón— dice, Trai audífonos y se los quita para después guardarlos en su caja. Esta se la mete en el suéter de su uniforme.
Aún sigo en shock. No encuentro el abecedario en mi cabeza y tampoco se cómo se pronuncian las palabras.
Michelle. No la había visto desde hace bastante. La sigo en instagram, si. Pero no es lo mismo que verla en persona. La última vez fue cuando seguía en segundo de secundaria y nuestras mamás se juntaron. Supongo que casi no a cambiado por lo que veo.
—¡Buenos días!— giro mi cabeza para ver de qué se trata.—¡Bienvenidos nuevos aprendices!.— Comenta un señor de aproximadamente cincuenta años— ¡Esta es la preparatoria Nate Home...!
El señor sigue hablando. Yo me vuelvo a girar. Pero cuando veo ella ya no está ahí. Volteo a ambos lados para ubicarla. Y cuando me doy la vuelta la veo con una chica bajita con el cabello castaño claro. Se abrazan con mucha alegría. Y después ríen.
—Eh. Hermano— Siento como alguien tira de mi en un abrazo— ¿Que tal el verano amigo?.
Cuando nos separamos veo a Luka. Este imbecil que me cai tan bien.
—Y las ¿Italianas?— bromeo.
Él quedó en que iba a Europa y de paso traía a unas chicas, supongo que le vieron cara de amargado y lo rechazaron.
—En tú imaginación—se rie.
«Ay como lo extrañe»
—Cabrón— nos volvemos a abrazar pero está ves nos golpeamos a palma abierta la espalda del otro.
Pronto me acuerdo de Michelle y me despegó de Luka para volver a voltear. Ya no hay nadie. De pronto este último me palmea el hombro y me giro.
—Oye. ¿Qué cuarto te toco?— inquiere.
—¿Eh?— balbuceo como bobo— Am...si, este...—Saco una tarjetita del bolsillo izquierdo de mis pantalones y lo desdoblo— A-7 y, ¿A ti?.
—Ash— dice molesto— una a lado, A-6.
—Exelente— fingo una sonrisa— supongo que ahora tendré más tiempo para conocer a personas aún más geniales. Y supongo que por ahí debe de haber uno al que no le apesten los pies. O alguien más...
—Idiota— me interrumpe con un insulto.
—Por supuesto con mejore modales. ¿Por qué no lo había pensado?.
—Como digas algo más te dejo solo en hora libre— amenaza señalándome con el dedo índice.
La risa se me escapa. Es tan fácil hacerlo enojar. Que si una hoja cae de un árbol lo haría arder en llamas.
—Vamos— le digo con una sonrisa de oreja a oreja— Hoy es un día largo. Y no creo que desempacar se te haga tan fácil— señalo su maleta— Que ¿llevas una cama a parte?. O ¿Acaso, un elefante?.
Comienzo a reírme. Esa maleta es enorme. Solo pasará un año aquí. No un apocalipsis zombie.
—Es lo esencial— dice con obviedad.
—Si, claro— digo con sarcasmo—. No creo que nueve espejos sean necesarios.
—¿Como sabes eso?— duda.
—Siempre lo has hecho— respondo—. Cómo la vez que fuimos al parque y llévaste una mochila con cuatro espejos. ¿Para que quieres tantos espejos, si solo fuimos al parque?.
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amor juvenil novela romantica, realidad no fantasea, esta muy bueno
Editado: 17.03.2025