Prólogo

Dicen que los amores que más duelen son los que empiezan con una chispa inocente. Yo no buscaba nada… ni siquiera compañía. Pero él apareció, y con cada palabra fue arrancándome de mi soledad, como si supiera exactamente dónde tocar para desarmarme.

No lo elegí desde el amor, sino desde el vacío... pero pronto él se volvio todo.

Por fuera, parecía un sueño: la sonrisa perfecta, las promesas que me hacían sentir única, las miradas que podían sostenerme aun en mis días más oscuros. Y yo, ingenua, pensé que por fin alguien había visto en mí lo que nadie más veía.

No sé en qué momento dejamos de ser “nosotros” y empezamos a convertirnos en ruinas. Solo sé que, cuando miro atrás, siento que cada recuerdo con él fue al mismo tiempo un abrazo que me daba vida y una herida abierta que no dejaba de doler.

Dicen que la realidad es la misma para todos. Yo aprendí que no: la nuestra se partió en dos. Afuera, luces y sonrisas. Dentro, sombras y pedazos de mí que ya no sabía cómo juntar.

¿Te ha pasado?

¿Decidiste aferrarte o soltar?

¿Me quedaré y no veré las grietas?

o

¿nos reconstruiremos juntos?