¿Buen augurio o Advertencia?
El centro comercial estaba más concurrido de lo que recordaba. La música ambiental, las voces mezcladas y el murmullo de pasos resonaban en mis oídos como un zumbido constante. Nunca había sido mi lugar favorito, pero Briana se movía entre la multitud con una naturalidad que yo envidiaba.
—¡Amelia! —me llamó agitando la mano, como si nos estuviéramos reencontrando después de años.
—Llegas tarde —le dije, aunque en realidad solo habían pasado cinco minutos.
—Exagerada. —Briana me abrazó con fuerza—. Además, deberías agradecer que vine a acompañarte en tu noble misión de buscar una secadora.
Rodé los ojos. —Es solo una secadora, no un tesoro escondido.
—Para ti todo suena aburrido —replicó con una sonrisa juguetona—. Yo digo que es la excusa perfecta para caminar, hablar… y de paso convencerte de comprar algo bonito para ti.
—No necesito nada más.
—Siempre dices lo mismo. —Me tomó del brazo y comenzó a arrastrarme hacia la tienda de electrodomésticos—. Vamos, antes de que te arrepientas y decidas regresar a tu cueva.
Entramos a la tienda, y mientras yo buscaba entre las cajas algo que al menos prometiera no explotar en las próximas semanas, Briana seguía hablando animadamente.
—Te juro que nunca había visto a mi suegro tan feliz. Creo que pesqué menos peces de los que asusté.
Se rió sola, contándome cómo Diego había terminado rescatándola cada vez que se enredaba con la caña de pescar. Yo solo la escuchaba, observando cómo narraba todo con una energía que a mí me faltaba.
—Al menos suena como si lo hubieras disfrutado —comenté finalmente.
—Muchísimo. —Se inclinó hacia mí, bajando la voz con complicidad—. Pero ya basta de mí… quiero que me cuentes.
—¿Contarte qué?
—No te hagas. —Me señaló con el dedo, como acusándome—. Ayer dejaste caer una bomba y luego huiste como siempre. Adriel. Quiero nombres, rostros, detalles.
Tragué saliva, intentando mantener la compostura mientras sostenía una caja de secadora entre las manos.
—No hay mucho que decir.
—¿Nada que decir? —exclamó dramáticamente—. Si me acuerdo bien, tú dijiste “es carismático”. Eso ya es material de análisis. ¿Te gusta o no?
—Ni siquiera lo conozco bien.
—Eso no responde a mi pregunta. —Me empujó suavemente con el hombro, casi como una niña curiosa—. Ay vamos Amelia!, dime qué te hizo pensar en él después de conocerlo.
Bajé la mirada, como si las especificaciones técnicas de la caja fueran de repente lo más interesante del mundo.
—Solo… tiene esa forma rara de insistir. Como si pudiera ver más de lo que muestro.
Briana sonrió de inmediato, triunfante.
—Ajá, lo sabía. Ese tono en tu voz lo dice todo.
—No inventes cosas.
—No necesito inventar nada, Amelia. —Su expresión se suavizó—. Me alegra que alguien al fin haya logrado llamar tu atención.
Me quedé en silencio, sin saber si aquello era un buen augurio o una advertencia.
-------------------------- Hola de nuevo ! -----------------------
Disculpen si desaparecí, mi compu es algo antigua como la secadora de Amelia, pero ya estoy de regreso, publicare 5 capítulos más en unas horas como compensación :c