Lo Que Dejaste Ir

MARCELA JAMAS DEBE ENTERARSE

 

MARCELA

 

Es tanto el temor de pensar en el amor y en cuanto puede lastimar amar que no quiero arriesgar nuevamente mi corazón, lo mejor será tomar un poco de mis cosas y escapar donde nadie me pueda encontrar.

Llego a casa y corro hacia mi habitación llena de un impulso de desvanecerme del mundo entero, todo estaba como la última vez, de repente tantos recuerdos aparecen en mi mente llenos de Diego en cada rincón de mi habitación, el como me mimaba cuando yo enfermaba, o ese día que se me pegó la viruela y a pesar de que era contagioso el se metió en la misma cama que yo, me abrazó y no se fue hasta que me sane, esa vez no le importo levantarse de madrugada por las fiebres que tenía, o que tan fea me veía con todas esas ampollas en la cara, ese amor que parecía tan efímero, Diego me había entregado su vida y la había depositado en mis manos o al menos eso me hizo creer, como volver a creer en un hombre que te ofrece el cielo, las estrellas, hasta su vida entera y aún así es capaz de mentirte, de traicionarte.

Tomo mi maleta, empaco mi ropa, saco algunos ahorros se que no me puedo llevar todo y tengo que dejar mucho incluso lo bueno, pero hoy voy a dejar el recuerdo de quien partió mi corazón por siempre... hoy será el último día que me permitiré recordarlo,avanzo hacia la salida y cada paso que doy es un recuerdo de dolor más que tengo. Por fin dejo la casa y tomo el primer taxi que veo.

 

  • Buenas tardes, ¿ a dónde la llevo?.
  • Al lugar más lejano que conozca.

 

El taxista me mira por el retrovisor.

 

  • Claro, pero sería más fácil si me da una dirección exacta.
  • A la terminal de buses por favor.

 

 

DEREK

 

Emocionado y lleno de amor voy en busca de mi amada.

 

  • Espera Derek, para un momento ahí.
  • Pero debemos darnos prisa.
  • Si, pero vas a declararte, no puedes ir con las manos vacías, mira ahí hay una florería, un ramo de rosas seria perfectamente romántico.
  • Por eso te adoro- apretó sus cachetes y le hago mimos.
  • Crei que tenías prisa, mejor date prisa.
  • Tienes razón.

 

Salgo volando de el auto y pido el ramo de rosas más hermoso que encuentro, en la dedicatoria pongo " para la mujer más hermosa".

 

  • ¿Es para su novia?.
  • No, verá recién me voy a declarar.
  • Pues le irá muy bien- dice entregandome el ramo.
  • ¿Cómo lo sabe?
  • Pues las rosas rojas, solo se regalan cuando amas a una mujer.
  • No lo sabía, gracias- digo tomando las rosas y saliendo a toda prisa.
  • Pues todas las mujeres lo saben- eleva la voz - gracias por la compra.

 

Debe ser una señal del destino, todo está a nuestro favor, el apoyo de mi hermana, las rosas, realmente todo, me siento muy feliz y muy confiado.

Vuelvo al auto y aumento la velocidad, Lisseth me regaña un par de veces por lo rápido que vamos pero se que entiende muy bien mi desesperación.

Llegamos y bajamos del auto, me pongo nervioso y quiero dar la vuelta pero mi hermana me anima a seguir. Toco la puerta pero nadie contesta, insisto varias veces pero no obtengo respuesta alguna, llamo a Marcela por su nombre pero no contesta, al parecer no hay nadie.

Nos sentamos en la puerta y la esperamos.

 

 

DIEGO

 

Todos me decían que estaba demasiado enamorado de ella y que hacía lo que ella quisiera, mis amigos se burlaban de mi por todo el amor que le ofrecía, pero eso no me importaba, yo realmente estaba loco por Marcela.

Realmente la extraño,  siento que no puedo vivir sin ella.

 

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RECUERDO:

 

Una noche que peleamos, yo había ido a recogerla hasta donde ella trabajaba, aveces salía muy tarde, yo la esperaba sentado a lado en una tienda que ya había cerrado pero ella no se dio cuenta, salió con un compañero de trabajo muy feliz y sonriente, no le dije nada camine tras de ella como si no estuviera presente, estaba celoso ella solo tenía que tener ojos para mí, me aguanté y seguí escuchando su conversación hasta que de pronto el le puso los dedos en la cintura, en menos de un segundo termine encima de él dándole muchos puñetes por poner sus dedos encima de mi mujer, el se levantó como pudo y salió corriendo.

 

  • Ya no quiero volver a verte, mala mujer.
  • Pero Diego, por favor espera, yo no sabía que el haría eso.
  • No te creo- me fui sin dejarla hablar iracundo por lo que mis ojos habían visto.




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