Lo Que Dicen Tus Ojos

Capítulo 8

CAPITULO 8

Kaira se levantó antes de que el nuevo sol apareciera y de una vez percibió el aroma de la lucha que se avecinaba. Se vistió rápidamente sus ropas de guerra, bajo su coraza llevaba una túnica negra de lino que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, y sobre ella, enseguida de su coraza, caían sobre su túnica una especie de escarcelas de cuero en forma de hojas de sándalo; sus botas de batalla daban a la rodilla y llevaban piezas de bronce que complementaban su protección; usaba brazales de cuero fortalecidos con bronce y bajo la túnica, calzones de lino, también negros, que cubrían sus muslos hasta la mitad. Abandonó sus aposentos a la carrera olvidándose de todo lo demás.

Al llegar al patio pidió al encargado de la trompeta que llamara al ejército, se hizo lo que ella pedía y cuando todos estuvieron presentes los arengó.

- Mi querido pueblo, sé que hoy vendrá el enemigo con deseo de despojarnos de lo nuestro, de lo que amamos, ¡esta es nuestra tierra! ¡La defenderemos de Duma y de cualquier otro invasor hasta derramar nuestra sangre sobre ella, así como lo hizo nuestro amado príncipe Kaelen! No podemos entregar lo nuestro sin pelear, solo porque a un ambicioso señor no le vasta su tierra; no cederemos, ¡esta es la parte que nos dio el Alto Señor! ¡Duma es un hijo de las sombras! ¡No tomará nuestra tierra! ¡Hombres de Spoks! ¡Debemos estar listos para hacer rodar cabezas!

- ¡así será princesa Kaira! – El grito fue unánime – ¡por nuestro rey Salum! – gritaron todos

- ¡por el príncipe heredero Kaelen! – gritó ella

Todos respondieron con gritos de guerra embravecidos por la emoción. Aunque en Spoks no tenían muralla, si tenían una gran fortaleza con cuatro torreones bien fortalecidos. Los arqueros tomaron su posición en los muros de la fortaleza; y en cada torreón tenían instaladas pequeñas catapultas preparadas con rocas trabajadas, la infantería y la caballería también estaban posicionadas en los lugares previstos.

Kaira fue a la torre de la entrada principal y oteo el horizonte hasta donde podía ver, había decidido quedarse en la explanada a pocas millas de la fortaleza y esperar allí a quienes llegaban para conquistarlos; supo por sus vigías que en efecto, el enemigo ya estaba allí; el nuevo sol se alzaba asombrosamente claro y grande. Un poco más tarde, las tropas del rey Duma se extendían por gran parte de la explanada, era un ejército amenazante; al verlo, por un momento Kaira se estremeció pero casi de inmediato se recompuso, ese hombre no se quedaría con sus tierras fácilmente. Montó en Saeta y se puso al frente de su ejército, dispuesta a todo; se decía a cada instante que podía con eso, que no se debía dar el lujo de pensar en la muerte. De repente, la voz de Duma impuso silencio mientras acortaba la distancia quedando a unas ochenta varas de ella

-¿de verdad piensas que con tu ejército podrás hacerme frente? ¿Un ejército preparado por una muchacha? – Dejó oír su risa impregnada de despotismo – deja ya eso mujer, traigo una propuesta seria, digna de ser tomada en cuenta; deja que hable con tu padre, los hombres nos entendemos con más facilidad; un hombre y una mujer se entienden mejor en el lecho, ya tendrás la oportunidad de comprobarlo – los soldados de Keilan soltaron sendas risotadas – anda, haz venir a tu padre, solo trataré este asunto con él

- mi padre no te puede atender, tendrás que tratar tus asuntos conmigo y manteniendo esa distancia; no eres bien recibido en Spoks, o mejor deberías marcharte antes de que nos veamos obligados a echarte

- ¿de verdad princesa? – el hombre se burlaba pero al ver la actitud de los hombres que Kaira comandaba supo por la determinación en sus rostros que la apoyaban en todo – bien, entonces te haré mi propuesta; quiero que seas mi esposa y así reunir los dos reinos en uno, de esta manera evitarás que tu pueblo sea exterminado

- si los soles dejaran de nacer y la noche se hiciera eterna  – ella empezó su respuesta, arrastrando cada palabra y poniéndole un énfasis y una nota de desprecio a cada una – y la solución para que volviera todo a ser como debería, fuera que me casara contigo; me lanzaría de lo alto del torreón norte hasta dar con mis carnes en la tierra; ¡nunca! escucha bien, ¡nunca sería tu esposa!

- ¡no seas necia muchacha! Necesitas un hombre a tu lado que…

- ¡ya lo tiene! – se escuchó una potente voz, Vardem y su primer general habían surgido de tras el ejército de Spoks, el rey de Aoxtduzz había esperado la respuesta de su esposa y esta lo había complacido en gran manera – no necesita de tu propuesta cargada de maldad, Duma; ella ya está casada; al menos esa ley la deberías respetar, por el honor en la guerra; deja a mi esposa lejos de tus insanos planes



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En el texto hay: guerreros, romance, amor

Editado: 13.04.2019

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