Prólogo.

Juro que cuando te vi supe que no podría amar a alguien como lo hacía contigo, comprendí como mi padre se sintió cuando conoció a su Elizabeth... Porque es lo mismo que yo sentí al verte venir.

-Aleskia Sallow.

Lo amé aún cuando no sabía lo que era el sentir mucho por una persona que es diferente a ti en cualquier sentido, que son separados por una barrera alargada y en dónde continuamente eran juzgados por amarse, por adorarse.

Recuerdo la primera vez que lo vi en el jardín de mi casa y en lo mucho que mi corazón se había acelerado cuando aquel par de zafiros azulados se detuvieron en mi. Pude sentir como mi respiración era entrecortada; es lo mínimo que causa en mi siempre que lo veo.

Jamás le hice caso a mi corazón puesto que creía firmemente en que se equivocaba y sucedió, ese amor que parecía infinito prometía haberse marchado pero es cuando llega su sucesor.

Aquel dueño de las exóticos faros celestes.

Él encendió algo que se consumió y cuando menos tuvo la oportunidad la volvió apagar pero está vez por muchos años.

Es una pequeña introducción a lo que se siente tener el corazón dividido a la mitad,

Cuando no sabes quién es el mejor para ti o para tu vida,

Cuando sientes miedo a equivocarte siendo tan principiante en el amor.

Lo que dicta el corazón nunca me agradó más sin embargo sucedió...